Hoy Dante, pegado a su infierno, habla del interés supremo de la república.
Emulo de Vicente Guerrero, Dante Delgado Rannauro grita con apagada voz que la Patria es primero para luego aliarse con su carcelero con quien se jura lealtad, amor eterno.
No hay agravio, no hay ofensa, no hay injusticia, no hay para que recordar la ilegalidad en su juicio inconcluso que lo retuvo en la cárcel por más de tres años en 1995 mismos que consolidarían su inmadurez.
Así fue en su momento y circunstancia con Luis Echeverría al abrazarse al aperturismo; así lo cumplió –hasta que incumplió- con Fernando Gutiérrez Barrios, quien lo hizo gobernador. Lo mismo sucedió con el Peje con quien no tuvo menor empacho en ser su obediente auxiliar hasta la ruptura y como lo es ahora con Miguel Angel Yunes.
¡Loor a Dante!
A sus 70 años decide salir del closet. Este hijo de una familia modesta a la vuelta de los años convertido en uno de los hombres más adinerados de Veracruz, quiere más dinero, más poder y si se descuida aquel hasta le arrebatará la candidatura a la gubernatura abanderado por el Frente que lideran el PAN, PRD y su minúsculo partido.
Y va de anécdota.
A media tarde de un primero de diciembre de 1988, al pie del avión en El Lencero, el nuevo gobernador, Dante, rinde pleitesía a quien horas después sería el poderoso Secretario de Gobernación de Salinas.
El flamante mandatario daba órdenes a diestra y siniestra y señalaba comportamientos. No podía dejar de gobernar un minuto, como tampoco dejar impreso quien mandaba ahora que se iba de Veracruz el patrón, a quien una vez, para ganarse su perdón, se le arrodilló en el elevador que conectaba con su oficina de Bucareli.
Ahí, en ese escenario de despedida institucional en la terminal aérea, Dante atrevió amenazas a uno de los colaboradores que partía con don Fernando a la ciudad de México con un ¡Si pones un pie en Veracruz te meto a la cárcel!
El agredido, espantado dio la queja de inmediato a don Fernando, quien mandó llamar al gobernador para decirle: “¡Ay Dante, Dante, Dante, no entiendes!”.
Ya gobernador, con cuatro años de poder por delante, se dedicó al populismo y a hacer negocios familiares –se cayeron cuatro puentes en su mandato, uno de ellos el día de su inauguración- y de paso cobrar algunos pendientes.
El asesinato de 40 balazos a Toribio Gargallo Peralta de parte de elementos de la Policía Estatal en 1991 nunca fue aclarado del todo. Hay quien incluso ha relatado y publicado una versión no confirmada de que Gargallo dio una cachetada al gobernador Dante Delgado lo que desencadenó el desquite mortal.
Son, en fin, muchos los pasajes de la vida de este político de voz apagada cuya ambición por el poder lo llevó a extremos de deslealtad incalificables como contender y ofender a su padre político Fernando Gutiérrez Barrios, quien la daría una última elección antes de su muerte.
Ambos contenderían en el 2000 por la senaduría.
Dante fincaría su campaña proselitista aquel inicio de siglo en la denostación a don Fernando quien jamás contestaría ofensa alguna. El “Hombre Leyenda” tan solo externaría a sus más cercanos su más profunda pena y decepción por la actitud el imberbe.
En ese escenario se sucede la campaña por la senaduría: Dante por su partido Convergencia, don Fernando por el PRI con un guía presidenciable, Francisco Labastida, a la postre perdedor.
Todo en el marco del efecto Fox que arrasaba por todo el país.
Dante dedicó todos sus esfuerzos a insultar a don Fernando. Colocaba pendones con su imagen afuera del domicilio de don Fer. A cada acto que organizaba éste llegaba Dante para montar otro igual y al pie de los templetes del priistas mandaba poner espectaculares de 12 metros y todo fue pisarle los talones.
Ya en la víspera electoral Dante se dedicó a entregar calendarios propagandísticos. En una ocasión llegó a La Parroquia de Veracruz y quiso entregar uno al “Gallo” de la Huaca, quien lo rechazo de manera despectiva diciéndole: “¡Yo no puedo aceptar nada de un prostituto de la política ¡Es usted un traidor!”.
Dante molesto increpó, pero los comensales su sumaron a la reprobación a lo que este solo grito “¡Hijo de su reputisima madre Zedillo!”.
El presidente Ernesto Zedillo fue su compadre, aliado y compañero de muerte al averiarse en pleno vuelo el helicóptero en que viajaban en gira por los rumbos de Perote.
Gutiérrez Barrios ganaría la senaduría en votación histórica. Alcanzaría el millón 270 sufragios, más que el presidenciable Vicente Fox que llegó al millón. Sería el senador más votado de la república.
A Gutiérrez Barrios se le sigue recordando como uno de los mejores gobernadores que ha tenido Veracruz y en los próximos días en el marco del aniversario de su muerte será homenajeado en Xalapa en ceremonia que encabezará el gobernador Miguel Angel Yunes.
A Dante se le sigue recordando, pero por desleal y traidor.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo |