Me he enterado por la prensa de que consiguió que los diputados mayoritarios del PAN y el PRD en la Legislatura estatal hicieran modificaciones a la normatividad del Congreso, de modo que la inminente comparecencia que debería tener ante el pleno de la representación popular se convertirá en una simple visita a modo, a puertas cerradas y entre cuates, para que usted no tenga que dar explicaciones ni defender su posición como garante de la legalidad penal en Veracruz.
Debe usted sentirse aliviado, porque tengo noticias de que no le gusta enfrentar la crítica ni es bueno para hacer valer sus puntos de vista en una situación de confrontación personal.
De una manera u otra (“haiga sido como haiga sido”, según el clásico panista), logró mantenerse en su zona de confort, y así se perdió lo que hubiera sido una oportunidad magnífica para que los diputados de todos los partidos, que son los representantes del pueblo de Veracruz, conocieran sus datos duros, escucharan sus argumentos y terminaran convencidos de que en la fiscalía que usted (¿tan dignamente?) dirige, las cosas se están haciendo de buena fe y con el propósito de garantizar la justicia para todos los veracruzanos.
Le digo, debe sentirse aliviado… pero no. Y le digo que no debe sentirse así porque con esa postura comodona de evitar dar la cara y dejar de proporcionar públicamente información fidedigna sobre su trabajo, no honra la admiración y el orgullo que usted manifiesta sentir por el Gobernador de Veracruz, con quien de acuerdo con la ley usted comparte responsabilidades desde una posición autónoma, ¿verdad?
Mire, yo recuerdo y espero que usted también al extraordinario parlamentario que es y ha sido el licenciado Miguel Ángel Yunes Linares. Lo veo con los ojos de la memoria en la máxima tribuna del Congreso de la Nación defendiendo apasionadamente su postura, ya como parte de la fracción mayoritaria o como miembro conspicuo de la oposición.
Lo usual es que cuando alguien admira a una persona, la tome como modelo y trate de imitarla. Y con su actitud cobardona (perdone el término, pero ésa es la percepción que me deja), usted se aleja por completo de la figura política de Yunes Linares, tan echado para adelante, tan bueno en la discusión, tan dado a confrontarse para imponer sus ideas.
La verdad es que al conocer de tiempo al Gobernador, todos querríamos que el Fiscal que está a su lado fuera igualmente un funcionario entrón, que defienda sus opiniones y vea la tribuna de la Legislatura estatal o las grabadoras de los reporteros como oportunidades para decir su verdad, para justificar sus acciones, para garantizar su honorabilidad y sus buenas intenciones.
Ser Fiscal no es algo fácil. Es sumamente complicado serlo en este momento de Veracruz, con el saqueo inaudito que sufrimos del duartismo en el pasado inmediato y con la delincuencia organizada para enfrentar la fuerza del Estado que padecemos en el presente.
Pero, señor Winckler, si usted no quería problemas; si lo suyo es permanecer en la comodidad; si le da miedo la confrontación pública, mejor búsquese un puesto más a modo.
O convénzanos a los veracruzanos de que tenemos un abogado general -¿ésa es la función del Fiscal, ¿no?- que está dispuesto a todo con tal de defender la ley.
Éntrele, Jorge, agarre al toro por los cuernos como su jefe (perdón, su igual), pero éntrele con fe, con ganas.
Vaya, éntrele con… la ex diputada Octavia Ortega Arteaga nos lo podría decir mejor con su florido lenguaje.
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