Tras el banderazo de salida del proceso electoral 2018 de parte del Instituto Nacional Electoral, a nivel república se estima que hacia el 27 del presente noviembre José Antonio Meade, será destapado por el dirigente nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza.
Mientras para Veracruz se ha determinado que Pepe Yunes será objeto de lo mismo, pero el 15 de diciembre, es decir, en 40 días más, en el marco de una dirigencia partidista renovada en el más importante evento de unidad no visto en sexenios.
Pepe Yunes se ha declarado listo para la contienda en donde el principal rival a vencer será Morena que en los últimos meses ha tenido un crecimiento exponencial en cuanto a simpatía, mas no en estructura.
El efecto Peje, sin duda habrá de contar, pero más quien nos habrá de representar en Veracruz, ya que la ciudadanía no está dispuesta aceptar más experimentos como el que se pretende con Cuitláhuac García.
En segundo lugar el PRI va en ventajosa lucha contra un menguado PAN que aún no determina bien a bien su alianza con el PRD –que es comprable o sujeta al mandato del centro- amén del descontento que ha significado el eventual dedazo del gobernador Miguel Angel Yunes en favor de su hijo del mismo nombre.
El junior lleva meses en precampaña, una precampaña por sus calzones, ya que se ha pasado por el arco del triunfo el exhorto de las autoridades electorales de que sea prudente en su proselitismo.
Y aún así, nomás no penetra y dentro del mismo PAN estatal ya se notan las divisiones.
En paralelo –como un tercer elemento en disputa electoral- está el Frente Ciudadano por México, que con un representante veracruzano disminuido, Dante Delgado, ya no tan dispuesto a arrodillarse ante Miguel Angel Yunes, agoniza tras el desprendimiento de Margarita Zavala de las filas del PAN.
En ese escenario –un circo de tres pistas- el PRI va por el rescate de la gubernatura si bien perdida por el efecto Duarte, también sujeta a la reconsideración ciudadana ante el cuestionable trabajo gubernamental realizado por Yunes Linares quien nomás no ha podido levantar de la bancarrota a la entidad y menos llevar a cabal cumplimiento el compromiso de garantizar la seguridad, en “seis meses”, para más de siete millones de veracruzanos.
La elección del primer domingo de julio del 2018 será sin duda de tercios. Previsible, consecuentemente, una apretada victoria.
El PRI, sin embargo confía en que el factor unidad que lo ha llevado a votaciones históricas de arriba del millón 300 mil votos –con 1.4 millones de sufragios gana- pueda alcanzar la victoria ya que a la par de una pretendida unidad priista estatal se suma la fuerza electoral a nivel república.
José Antonio Meade está cierto que la victoria del PRI nacional necesariamente pasará por aquí, de ahí que su más importante foco de atención electoral se concentrará en la entidad, de unos días para acá con una renovada riqueza petrolera que será el punto de arranque para la construcción del nuevo Veracruz.
Por ello bien se dice que en política no hay casualidades.
La fórmula Pepe/Pepe –y no la Osorio/Miguel junior- es la que estima el gran elector Enrique Peña Nieto funcionará. Tan es así que las señales están dadas para el arranque.
La de Veracruz será una precampaña y campaña austera, de convencimiento; no se admitirán imposiciones o caprichos –como ese deleznable de Jorge Carvallo Delfín de llevar a la mamá de su hijo, a Lillian Zepahua García, a la Secretaría General del PRI… luego de mentarle la madre a los senadores.
Eso no existirá.
Tampoco la promesa de cargos adelantados si apoyan, menos de impunidad a cambio de unidad. La delincuencia de cuello blanco no tendrá cabida y los desleales y traidores con piel de cordero, será apartados.
El del PRI en la jornada electoral, ha manifestado Pepe Yunes, habrá un juego electoral de propuestas, no de ofensas; de proyectos, no de quimeras y de promesas y compromisos cumplidos tal como lo hizo al bajar más de cuatro mil millones de pesos a más de 115 municipios en beneficio de más de dos millones de veracruzanos.
Así, con la bandera de la honestidad y lucha contra la corrupción y simulación, el próximo candidato a la gubernatura Pepe Yunes arranca con la consigna de regresar la confianza a un priismo desmoralizado y derrotado.
En el nuevo PRI no habrá exclusiones, tampoco todólogos. Cada quien con su cada cual haciendo su chamba.
Habrá un nuevo presidente del partido, un coordinador general de campaña electoral y diez coordinadores temáticos. Cada uno dependerá de manera directa del candidato a fin de no encimar mandos y evitar compromisos aislados.
La moneda pues, dejó de estar en el aire.
El PRI, según afirma, con el lema “¡Vienen tiempos mejores!” va en pos de la victoria.
Veremos, dijo el ciego.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo |