En efecto, en la refinería de Tula, Hidalgo, donde encabezó el acto de montaje de la torre fraccionadora de la Planta de Coque el viernes pasado, Peña Nieto no solo dijo que era la más prometedora posibilidad de reponer el inventario de reservas del país, sino que gracias a su ubicación podría pronto realizarse la extracción de petróleo y gas.
Con la perforación del pozo Ixachi-1, 72 kilómetros al sur del puerto de Veracruz y cerca de Cosamaloapan, Pemex descubrió este campo con un volumen original de más de 1,500 millones de barriles de petróleo crudo equivalente (bpce), lo que podría representar reservas totales de alrededor de 350 millones de bpce.
Pero los veracruzanos ya sabemos cómo nos va (si nos va) con los proyectos de explotación petrolífera. No solo constituyen importantes focos de salvaje contaminación ambiental; lo más grave es que inunda las regiones con cientos de trabajadores foráneos (empleos no necesariamente para los locales) y, con ello, el encarecimiento de los servicios, la escasez de vivienda y el incremento de los niveles de violencia y criminalidad.
Eso ocurrirá en dos o tres años, cuando el recuerdo del ‘gobierno del cambio’ se corresponda seguramente con uno de los malos momentos que nos ha tocado vivir, si no ocurre lo que ha dicho la diputada federal de Morena, Rocío Nahle García, de que se sume a la lista de anuncios hechos por presidentes en el ocaso de sus administraciones que levantan expectativas pero nunca fructifican
Para colmo, a pesar de la inversión de varios años por parte de Pemex en labores de exploración, el pozo sería licitado para que el proceso de extracción (y las ganancias) sea realizado por una empresa privada, lo que seguramente ocurrirá dado que la paraestatal no cuenta con recursos para la inversión productiva.
Rocío Nahle, coordinadora de Morena en la Cámara de Diputados, pidió seriedad del presidente Peña porque sus antecesores hicieron anuncios sobre hallazgos que luego no rindieron frutos. Primero Vicente Fox Quesada y, luego Felipe Calderón Hinojosa, ambos expresidentes panistas, anunciaron grandes reservas en Coatzacoalcos y el Canal de Chicontepec, que terminaron en proyectos costosos con pocos o nulos beneficios.
Así que Yunes Linares debiera evitar echarse como logro de su gobierno el descubrimiento de este yacimiento de petróleo que, pese a que apenas fue anunciado, hace tiempo que los expertos saben de su existencia, además de que es posible que no genere más riqueza que daños irreparables.
POLVO DE GIS
Peña y Nuño en Veracruz. Para su visita de este lunes 6 de noviembre a la zona conurbada de Veracruz-Boca del Río, donde estará en la ceremonia de hundimiento del buque Comodoro Azueta para la creación de un arrecife artificial y el abanderamiento de la patrulla Costera Chichén-Itzá, el presidente Enrique Peña Nieto se acompañará del titular de la SEP, Aurelio Nuño, uno de los que se andan placeando por la posibilidad de obtener la candidatura priista a la Presidencia.
Renato, el PRI y el jarocho desliz
No deja de llamar la atención el inusitado interés puesto por buena parte de columnistas en la reunión de priistas en el Puerto de Veracruz, porque a ella no fueron invitados varios militantes y dirigentes distinguidos que, en teoría, han marcado la pauta partidista en un girón (Veracruz-Boca del Río-Medellín) que perdieron de manera escandalosa en la reciente contienda municipal, y que se unió a la sufrida el año pasado para la conformación del Congreso local.
El estupor de mis colegas llega a grados de militancia dolida. Aunque los manuales dictan establecer la debida prudencia para analizar con cabeza fría aspectos en que entran en juego intereses facciosos, lo que hemos visto es una especie de molestia entre analistas porque el PRI no está actuando adecuadamente, incluso, porque suponiendo una buena dosis de democracia no se convocó a personajes que a lo mejor solo representan valores negativos.
Y no es que el dirigente estatal priista Renato Alarcón no haya cometido un error más entre cientos de los que ha protagonizado en el poco tiempo en que ha sufrido y disfrutado el puesto; tampoco que no estemos observando una especie de rebelión de las huestes fidelistas y duartistas a cuyos integrantes le han dado con la puerta en el rostro por su decisión de transar con el gobierno panista a cambio de dinero, acciones de socavamiento partidista o realización de trabajos a favor de los candidatos de la coalición gobernante.
El problema que mostró esa reunión, además de los personajes no convocados y aquellos que sí asistieron, lo que da para muchos comentarios, no es tanto que la clase política porteña haya sido ‘ninguneada’ por un inexperto político xalapeño, sino que constituye la constatación de que el PRI veracruzano no está a la altura del grave reto que representarán los comicios en 2018.
Más que corregir a Renato Alarcón, lo que realmente necesita el PRI es relevarlo de inmediato, darle las gracias por sus desatinos –hechos sin dolo, aunque sí por pendejez– y encomendarle alguna delegación federal en otro estado, evitando caer en la torpeza de brindarle una candidatura plurinominal. Y tantán.
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