O el Faraón era mexicano o los mexicanos tenemos genes del Faraón, porque no es entendible cómo se puede postergar la solución a un grave problema bajo el supuesto de que es mejor el mañana.
El resto de la historia narra que sobrevinieron 8 plagas más (piojos, moscas, peste, úlceras, granizo y fuego) hasta llegar a la muerte de los primogénitos, para que ahora si, el Faraón permitiera la salida del pueblo de Israel.
Todas las cosas posteriores a lar ranas pudieron haberse evitado si el Faraón no hubiera postergado su decisión para “mañana” y luego otra vez para “mañana” y “mañana”.
Para algunas situaciones es común escuchar el consejo “no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy”, con el ánimo de impulsar la acción y vencer la tendencia natural a “pensarlo, pensarlo y pensarlo antes de actuar”, mientras que el tiempo no se detiene y su avance nos va dejando fuera de la oportunidad de lograr nuestros sueños y alcanzar nuestros objetivos.
Pereciera que apelamos al milagro divino que cambie todas nuestras circunstancias de la noche a la mañana, sin que tengamos que hacer nada. Por eso postergamos todo hacia un imaginario e hipotético futuro. Mañana.
Es verdad que un pueblo que vive el presente con hambre, miedo, inseguridad, desempleo, enfermedad, escases, deudas, etc., mantiene la flamita de la esperanza de un mañana mejor; pero jamás y nunca debe esperarlo sentado; aún en las peores condiciones es imperativo hacer algo para cambiar esta situación y hacerlo hoy.
No podemos seguir viviendo en el eterno “ya merito” con el que nos conformamos en lugar de pelear por alcanzar la cima de nuestras aspiraciones; tenemos que erradicar la actitud mediocre que nos ha frenado cuando estamos a punto de lograr el éxito y que nos hace dudar de estar en perfecto control del paso decisivo que nos hará trascender y que por miedo más que por prudencia, nos lleva a detenemos y hacer una “pausa” como para pensarlo mejor.
El mañana forma parte de la ilusión, pero el presente representa la oportunidad de hacer algo por nosotros mismos; ese algo que nadie mas hará.
El Faraón, a pesar de la presión del pueblo que estaba siendo agraviado, pospuso para mañana la solución, como sigue sucediendo hoy en día. Las demandas populares siguen sin ser atendidas y resueltas, porque los faraones lo siguen dejando para mañana.
Muchos ciudadanos ya no llegaron a éste día y mucho menos al mañana. Se fueron esperanzados en ver resueltos los problemas pero sus sueños fueron apagados por las mismas plagas modernas que hoy azotan al pueblo.
Para ellos ya no hubo mañana, pero para los que si estamos, tenemos la oportunidad para tomar acciones hoy. Ya basta de indolencias. Ese es mi pienso.
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