Las enfermedades brotaban por todas partes cobrando la vida de miles ante la falta de medicinas; mientras que otros miles morían de hambre en las calles ocasionando un olor a muerte y desesperanza. El miedo hacía su trabajo para sofocar cualquier intento de rebelión de los viejos; los niños burlaban las alambradas del gueto, entrando en la “zona aria” para robar alimentos, mientras los jóvenes eran separados de sus familias con engaños, para enviarlos a los campos de trabajo.
(Pareciera de pronto la repetición de la historia en una adaptación presente por las muchas similitudes. Aunque distante en el tiempo y en condiciones diferentes, pero que nos hace pensar en Veracruz).
El levantamiento del gueto de Varsovia durante la Segunda Guerra Mundial constituye una de las gestas más heroicas que iluminan a los pueblos oprimidos de todo el mundo, consagrando su legado internacional.
La iniciativa de poco menos de 500 combatientes extremadamente jóvenes (entre 15 y 24 años), y mal armados, desafió la maquinaria bélica de los nazis sacando de quicio al mismo Hitler. Con armas caseras, unos pocos revólveres y fusiles, y una sola pistola automática. Apelando a la audacia, los jóvenes combatientes tomaban por asalto a los retenes de las guardias alemanas, los desarmaban y se retiraban rápidamente. Empleando el método de la guerrilla urbana, efectuaban ataques sorpresivos para replegarse luego entre los edificios que servían de bunkers. Funcionaban en forma descentralizada apoyados sobre 50 grupos que operaban en todo el gueto, dividido en cuatro zonas. Los atentados terroristas a fábricas, talleres y almacenes provocaron graves pérdidas a los nazis.
Los aciertos de los combatientes resultaron humillantes para los nazis. Hitler envió en persona al general Jurgen Stroop al mando de las SS para asestar el golpe final, pero, para sorpresa de los nazis, el ZOB hizo retroceder la primera ofensiva alemana, incendiando los tanques con bombas Molotov. También lograron repeler la segunda ofensiva con un sistema de minas subterráneas. La resistencia a dentelladas era casa por casa. Fue entonces que los nazis resolvieron incendiar el gueto para acabar con todo. Sin embargo, los combates se prolongaron los sucesivos días, particularmente en las noches.
Finalmente, el 8 de mayo los nazis hallaron las oficinas del comando del ZOB con la mayoría de sus integrantes, los que se quitaron la vida inmediatamente para no caer prisioneros. Así, varios días después de lo estipulado, Stroop reportó a Hitler: “ya no existe más el barrio judío de Varsovia”.
Hoy existe en ese lugar un muro con un monumento que rinde homenaje a los judíos que protagonizaron el levantamiento en el Gueto en el año 1943, entre el 19 de Abril y el 16 de Mayo. El movimiento organizado duró 4 días, aunque durante casi un mes los judíos lucharon contra los nazis con los pocos medios que tenían. Sin embargo, el movimiento fue aplastado por los alemanes.
De un lado del muro se observa a los judíos en fila y cabizbajos sin moral y como prisioneros, del otro lado se muestra una escena de levantamiento, donde miran de frente y con espíritu de lucha y esperanzados.
Varsovia con “V” de Venezuela, con “V” de Veracruz, con la “V” que se utiliza como señal de victoria y que hoy combate internamente en la mente y corazón de muchos ciudadanos para despertarlos del letargo de resignación que los ha llevado a sobrevivir milagrosamente al estar pisoteados bajo la bota del poder y aún permanecer callados.
Guardar silencio estimula al opresor para continuar avanzando. Levantar la voz, levantar la cabeza y levantar la dignidad nos puede trasladar de la ignominia a la grandeza. Es mi pienso.
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