Ah, casi lo olvido, también pide le entreguen el diario donde escribió la frase “Sí merezco abundancia”, que definitivamente la sacó del anonimato para darle sus quince minutos de fama mundial.
¿Y por qué quiere la devolución de esos trebejos? Pues porque dice que son de su propiedad.
Si en efecto eso es cierto, quiero suponer que le fueron obsequiados por su marido con los 37 mil 469 pesos que ganaba quincenalmente como gobernador de Veracruz. Porque ella no devengó ni un peso como presidenta del DIF estatal.
Sólo en el caso de las plumas ¿cómo le haría Javier para gastarse una cantidad respetable si tomamos en cuenta que el precio unitario de esas joyas anda en los nueve mil pesos? Es decir, el sueldo quincenal de dos policías auxiliares.
En cuatro plumas que le regalara a Karime, se le fue un mes de sueldo al propio Duarte.
Claro que las hay hasta de mil 400 pesos. Pero me niego a creer que Karime haya escrito su famosa frase con una pluma de precio tan pinchurriento.
Entre los cuadros destacan varios de la pareja Duarte-Macías, así como fotografías de cuando la vida les sonreía. Ni los cuadros ni las fotos tienen precio porque simplemente no valen nada. Nadie los comprará ni para donarlos al Museo de los Horrores.
¿A quién puede interesarle una foto de este par de gañanes cuando circulan cientos en las redes sociales?
Pero las cosas que valen la pena ¿en cuánto estarán cotizadas? Bajita la mano, se calcula que hay en esa bodega más de 50 millones de pesos en artículos varios.
¿De dónde salió ese dinero, señora? ¿Del sueldo de su marido? ¿Son obsequios? ¿Quién se los obsequió y a cambio de qué?
Propongo que Karime venga para acá y separe en dos montones lo que es “suyo” de lo que no lo es (en su carta dice que varios artículos le fueron “sembrados”). Y por ahí devuelva los más de 2 mil millones de pesos que faltan de cuando fue presidenta del DIF para darlos a sus dueños originales: las familias más necesitadas de Veracruz. En especial los niños, madres solteras y ancianos.
Es decir: dando y dando.
Aunque puede que un juez ordene la inmediata devolución de “sus” bienes sin que la señora tenga que regresar nada de lo que se robó. El caso que sentó este penoso precedente fue cuando un magistrado exoneró a Raúl Salinas de Gortari del cargo de enriquecimiento ilícito, y ordenó que le regresaran 224 millones de pesos. Y se los regresaron.
Lo mismo puede suceder con Karime.
Pero por mucho que le devuelvan objetos que en realidad no le pertenecen, será señalada donde se pare como lo que es: la primera dama más ladrona de Veracruz… y del país.
Es más, traerá en la piel el tatuaje de ladrona todos los días de su vida, aunque sea exonerada por un juez corrupto y venal. Y ella lo sabe muy bien.
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