De por si no las traen todas consigo, los equipos hacia el interior tienen ya un par de años totalmente divididos y peleados entre sí. Unos trabajando para sus cacicazgos y otros trabajando para el que manda.
Así el PRI a pesar de que digan que están unidos están más divididos que nunca y con ello ponen en riesgo el triunfo de sus candidatos al gobierno del estado, al Senado y a las diputaciones. Parece que no aprenden las lecciones.
La semana pasada Américo Zúñiga hizo pública su pretensión de buscar la presidencia de su partido, lo que ya todos sabíamos y que sin duda, revela quien podría ser el abanderado.
Pero el actual dirigente, Renato Alarcón hizo muina, más rápido que nunca salió a medios para decir que muchos lo zopilotean y que él es el presidente del partido y punto.
Dice el dicho que no hay peor ciego que el que no quiere ver, Renato, hombre inteligente, sabe que el ciclo termina, se antoja innecesario aferrarse de esa manera a la silla y que con esas declaraciones, divida aún más, si se puede, a un partido que busca desesperado un líder que los re-una y los ayude a dar batalla en el 2018.
Las circunstancias políticas han cambiado, el juego es el mismo, los jugadores son los que cambian y el ejemplo es Alejandro Montano y su llegada a la delegación de Gobernación, que trae un mensaje claro a la entidad de cómo se va a jugar en Veracruz.
Ojalá Renato reflexione y dé cabida de forma serena, profesional y política, al relevo en su partido que es inminente.
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