Ese rumor llegó a oídos del senador Yunes Zorrilla que no quiere correr riesgos y ya dijo que le entra al toro siempre y cuando su partido le ofrezca las garantías necesarias para llevarlo al triunfo. Quiere todo planchado y hace bien.
En lo personal no creo que en Los Pinos le estén haciendo mucho caso a un hombre como Miguel Ángel que promete y no cumple. Pero son capaces. Además, Pepe como candidato sería una garantía del triunfo de su tocayo José Antonio en Veracruz.
Yunes Zorrilla también está pidiendo algo sustantivo: que le quiten de encima a Héctor Yunes Landa.
Y es que Héctor se está convirtiendo en algo más que un dolor de muelas.
Este domingo en el municipio de Zaragoza, dijo textual: “En las próximas elecciones, los ciudadanos votarán por buenos candidatos independientemente de los partidos que los propongan… los buenos candidatos, hoy pueden ganar por las siglas de cualquier organización política, como ha sucedido en algunos municipios de esta región”.
Evidentemente Héctor no descubrió el hilo negro. Los partidos están tan devaluados que desde hace años los ciudadanos votan por el hombre (o la mujer) y no por el partido.
Héctor no piensa renunciar al PRI, pero sabe de la desconfianza de José Yunes por aceptar la candidatura si no le dan garantías, y quiere aprovechar la coyuntura para ser candidato por segunda vez. Por eso el calambrazo desde Zaragoza.
¿Qué hacer?
“El problema es que nadie en Los Pinos ha hablado con Héctor para decirle que se aplaque y se sume a la candidatura de José Yunes. Y eso es lo que tiene a éste molesto y desconfiado” me dijo el pajarito.
Mi fuente agregó que a Héctor Yunes le pueden ofrecer todo lo que se ofrece en esos casos; desde la coordinación de la diputación local hasta puestos de relevancia para su gente cercana. La bronca es que acepte eso en lugar de la candidatura.
Con el debido respeto que me merece el senador Yunes Landa, pienso que aunque lo convenzan de unirse al proyecto de Yunes Zorrilla no será una persona que aporte mucho a la causa.
Amargado y resentido porque los aplausos ya nos serán para él, Héctor puede convertirse en un lastre más que en un apoyo para el futuro candidato. Eso sin contar con que querrá meter su cuchara en todas las sopas alegando que tiene experiencia en campañas políticas para gobernador.
Quizá alguien pregunte: ¿y si se da el caso de que renuncie al PRI? Pues no pasará nada. Sin duda los que respirarán tranquilos serán los miembros del equipo de campaña de José Yunes Zorrilla y el mismo José.
¿Y si se va por la libre o es candidato de algún partido como Movimiento Ciudadano? Tampoco pasará nada. Evidentemente le quitará votos a José Yunes, pero esos votos no le alcanzarán a él para llegar a la gubernatura.
La indecisión de Los Pinos de hablar con Héctor ya hizo que se retrasara el cambio de estafeta en el PRI estatal.
Pero por lo pronto, tu cena tranquilo en esta Navidad, lector, porque todo este margallate comenzará a destrabarse después del día 25 de este mes.
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