Ahora bien, aquel que sepa usar mejor el factor “Javier Duarte” podrá avanzar un buen trecho en Veracruz. Si bien no significa el pasaporte directo a la victoria en el estado, cierto es que sabiendo emplearlo correctamente, “Javier Duarte” puede llevar votos a la urna, o bien, quitarlos.
Los procesos legales de Duarte coinciden con los tiempos de la más importante elección en la historia de México. Enero será un mes muy activo en los juicios contra el ex mandatario, y así, todo el primer semestre del 2018.
La estrategia de los candidatos a la Presidencia deberá incluir menciones recurrentes a los ex gobernadores tras las rejas. Son símbolos perfectos para aludir a presuntos casos de corrupción atribuibles a los partidos políticos; tácticas muy socorridas en tiempos electorales.
Anaya cree que Javier Duarte hará perder otra vez al PRI en Veracruz; Meade grita a los cuatro vientos que el ex gobernador traicionó al tricolor y manchó su prestigio; AMLO prefiere hablar de sus adversarios y Miguel Yunes Linares, pues tocar a “Javidú” no le trae buenos dividendos mediáticos.
Ahí, en la soledad de su celda, Duarte continúa participando en la elección, “operando” electoralmente con su nombre, a distancia. No de la forma que él se ufanó de hacerlo por varios años, pero sigue pesando. Javier Duarte seguirá “rondando” e influyendo hasta el 1 de julio; el que lo aproveche más, tendrá un valioso “as bajo la manga”.
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