Romero Deschamps fue muy útil al PRI cuando el voto corporativo estaba en su apogeo; ahora ya no. Pero en el tricolor nunca olvidan los favores por lo que es casi seguro que sea otra vez diputado. En caso contrario, se irá a su casa sin miedo a que la justicia lo llame a cuentas ya que por su edad (75 años cumplidos), difícilmente pisará la cárcel.
Y como él, aunque en menor escala de poder, hay decenas de diputados bandidos en los congresos locales y federal.
Hace unas semanas el Gobernador Miguel Ángel Yunes Linares mandó al Congreso del Estado una propuesta para quitar el fuero al propio gobernador, diputados locales, alcaldes y magistrados.
Pero esta propuesta tuvo en Eva Cadena a su más férrea antagonista.
La ex recaudadora de Andrés Manuel López Obrador y actual diputada independiente, argumentó que la medida acallaría las voces de los diputados y atentaría contra la libertad de expresión.
Esto es falso.
Ni serviría de mordaza contra nadie ni atentaría contra la libertad de palabra.
Esta propuesta hubiera servido para que presuntos bandidos como el diputado Vicente Benítez y la propia señora Cadena, evitasen pitorrearse de la justicia amparados en el fuero y la enfrentaran como lo hace cualquier hijo de vecino.
El problema con este tipo de iniciativas, es que por Ley tienen que dilucidarse entre los propios legisladores y ningún bandido cometerá la torpeza de echarse la soga al cuello para ahorcarse.
Si se hicieran mediante un referéndum otro gallo estaría cantando.
Si le preguntas, lector, a diez, veinte o cien ciudadanos si desean que se quite el fuero a los legisladores, la inmensa mayoría te contestará de manera afirmativa.
Pero si como contraparte esa pregunta la haces a diputados como Tarek Abdalá, Alberto Silva, Adolfo Mota y Edgar Spinoso, sospechosos de fraudes millonarios, abogarán porque el fuero sea a perpetuidad.
La diferencia entre la ciudadanía que quiere que se acaben los privilegios y los legisladores que no quieren soltarlos es abismal.
Como era de esperarse, la propuesta de Yunes Linares no prosperó, como tampoco hubiera prosperado si el Papa en persona la hubiese enviado al Congreso local.
La propuesta que modificaría la Constitución estatal para quitar dicha garantía, recibió 28 votos a favor, 2 en contra y 11 abstenciones. Es decir, ganó la minoría. Y es que la Ley estipula que para validar ese dictamen debieron apoyarlo dos terceras partes de los diputados presentes, pero no fue así.
Por años hemos escuchado que los mexicanos positivos, trabajadores, emprendedores, decentes, honrados y buenos somos más, mucho más, que los delincuentes y bandidos. Y eso es una gran verdad. Pero también lo es el hecho que éstos, que son minoría, son los que ganan las batallas importantes.
Un ejemplo de lo anterior fue la votación de este miércoles en el Congreso, en que ganaron los bandidos y corruptos. Y por lo tanto, seguirán gozando del fuero que les permite carcajearse de la Ley.
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