El caso es que Anaya volvió a demostrar que esta verde, muy verde, para ser presidente de este país.
Quedó en ridículo y le patearon la tarima de su teatro. Se le demostró que habría coordinación entre los gobiernos estatal y federal y que por lo tanto, no hubo el espionaje que había denunciado .
Por supuesto que Anaya tendría que responder por qué tardó dos días en denunciar el hecho, de manera mediática y nunca lo hizo de manera personal o a través de su partido ante las instancias correspondientes.
Ya sabemos, por qué es campaña y todo se vale.
Lo que preocupa es que quiera ganar a base de ocurrencias, como toda su precampaña, en lugar de mostrarse serio, como hombre de estado, a quien le confiaríamos nuestro destino.
Bueno para el órgano, para el ukulele, para trepar y muy malo para la política de altura.
Grillo si, politico, no.
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