Gritaba a mi lado como si por la garganta se le fuera el alma; levantaba los brazos, los agitaba; intentaba brincar, pero su edad sólo le permitía elevar ligeramente los talones, eso sí, con ritmo constante. Seguro estoy que no tenía menos de 80 años; portaba una playera blanca con la leyenda #YoMero al frente, y atrás, en la espalda, la frase: “mi voto con Meade”.
Supe su nombre porque la persona que la acompañaba varias veces le dijo: “María, ya sosiégate”. Era el alma de esa tribuna, ubicada en el lado derecho de la Arena Xalapa, en una función de lucha libre que no enfrentaba a las estrellas de la triple A, pero sí a los gladiadores locales, los “deadevis”. Esas peleas se ponen mejores, ¿o no?
En plena segunda caída, cuando los rudos llevaban la ventaja, María más se emocionaba y gritaba de todo, desde mentadas de madre hasta la palabra más altisonante; ella era, evidentemente, del bando que repudia a los técnicos.
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Los gritos y vítores de María la llevaron a ser el centro de atención en la Arena, por encima de la propia lucha. “Señora, bájese a enseñarles cómo se pelea”, “oiga, abuela, muéstreles cómo se dan los manazos”, pero allá al fondo, como cuatro filas arriba de ella, se escuchó a alguien que gritó a todo pulmón: “doña, arribaaa Meadeee”. Fue la única vez que la octogenaria volteó la vista, y así, con una sonrisa en la cara, levantó la mano derecha en puño mostrando sólo el dedo medio, a todo lo que daba. Hubo risas.
Ya con el ambiente relajado y aprovechando que estaba a mi lado, pregunté a María: “¿No le cae bien Meade?, trae su camiseta”. Volteó lentamente, y con esa mirada estilo abuelita en la película “Coco”, me dijo: “mijo, no le voy a ninguno, me la regalaron y la agarré, pero ni a cuál irle, todos están bien perdidos, jajaja”. Con eso, María volvió a su pelea, y así, sin más palabras, continuó apoyando a los rudos.
De acuerdo con fuentes bien enteradas en el CEN del PAN, la diferencia en Veracruz entre Miguel Ángel Yunes Márquez, del PAN-PRD-MC, y Cuitláhuac García, de Morena-PT-PES, es apenas de 3 puntos porcentuales, es decir, un rotundo empate, pues el margen de error de la encuesta es de (más o menos) 3.5 por ciento.
Ante ello, han decidido que Ricardo Anaya aumente sus giras a Veracruz, buscando apuntalar al hijo del Gobernador Yunes Linares. De igual manera, los de Morena me han informado que derivado de los buenos resultados que ellos observan, AMLO pisará cinco veces más la tierra que gobernó Javier Duarte.
En realidad, y en pocas palabras, el peso de las campañas gubernamentales en Veracruz las llevará tanto Anaya como López Obrador. Lo que Yunes suba o baje será cortesía del “chico maravilla”, mientras que Cuitláhuac mejorará o disminuirá de acuerdo con los vaivenes de AMLO.
La elección en Veracruz será, en buena medida, un espejo de la Presidencial: si Yunes gana, en mucho será por Anaya, si García Jiménez vence, lo habrá hecho en gran parte por el tabasqueño.
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