Algo parecido se registró con Miguel Angel Yunes Linares, quien en peleada disputa contra su más cercano contendiente, el priista Héctor Yunes Landa, ganó por un apretado 4.6% por lo que tuvo que esperar hasta noviembre el fallo del tribunal electoral que legitimó su victoria que alcanzó una votación de 1 millón 55 mil 544 votos contra 929 mil 485 sufragios alcanzados por el primo hermano priista.
Hoy, si hacemos caso a las encuestas pagadas, patito y las verdaderas, algo parecido asoma en el horizonte electoral.
El empate técnico entre Yunes Márquez y Cuitláhuac García, que publica el periódico Reforma, la encuesta Massive Caller –que trabaja para el PAN- que coloca al hijo del gobernador seis puntos arriba, mientras que Voitia en la desproporción ubica al llamado “Chikiyunes” (47.7%) casi 11 puntos arriba de Cuitláhuac (36.4%), prevén que la elección se vaya a tribunales en donde el resultado final podría tejerse de otra manera ya que 2004, 2010 y 2016 fueron otros momentos y circunstancias políticas.
¿Qué nos dice la nueva realidad?
Si gana Morena la presidencial la fuerza misma de la federación habrá de empujar a Cuitláhuac para favorecerlo en tribunales y el Peje, a no dudar, hará hasta la imposible –ya como presidente electo- por atajar a la familia Yunes en cobro a los agravios que ha sido y sigue siendo objeto.
Ello, desde luego, en el escenario de una victoria apretada ya que los despectivamente llamados “prietos” confían en que lo cerrado de la elección en Veracruz se desvanezca el día de la elección por el efecto Peje.
Al conjuro del arrastre que representa Andrés Manuel López Obrador, se espera un efecto dominó que le permita ganar por aplastamiento no solo Veracruz, sino las 9 gubernaturas en disputa, el Congreso de la Unión y los congresos locales.
Ya mismo, las tres encuestadoras arriba citadas –a las cuales se suma Mitofksy y Pool de Pools y la Presidencial- coinciden en que el Peje lleva una abrumadora ventaja en la percepción del voto.
En el estudio de Mitofsky acaso se encierra lo que es del dominio público: a mayo del 2018, la preferencia electoral (bruta) para presidente arroja un 32% en favor del Peje, 12.4% arriba del más cercano.
Y si nos vamos a la “Preferencia efectiva” habremos de encontrarnos con que el 44.5 de la población está con Morena de cara a un 28% del PAN (16.5 puntos abajo).
Queda claro además que el 61.6 por ciento de los mexicanos nunca votarían por el PRI.
Para el histórico quedaría la elección del 2006 en donde López Obrador se murió en la raya al perder por dos puntos (100 mil votos) ante Felipe Calderón (28.9% contra el panista que solo alcanzó 29.1%)
Para el recuerdo el desplome ante Enrique Peña Nieto (21.7% frente al 35.6 del priista) y sorprendente el aplastamiento pejista del presente 32.6% frente a un 14.5 del PRI que no tiene nada que hacer en esta elección.
Y por si hubiera duda de la ventaja pejista.
En el llamado tracking diario del pulso electoral al corte de ayer 24 de mayo, López Obrador está en las nubes con un 4.68% de la preferencia ante un 27.74% del PAN y un 19.41% del PRI.
Los mismos mítines desbordados e incontenibles aunado el rechazo a todo lo que huela a PRI y PAN, prevén una victoria aplastante. Una elección inobjetable que impida se dirima el triunfo en tribunal electoral estatal o federal.
Así, a 36 días de la elección las cosas se van clarificando.
A nivel nacional pareciera que solo una desgracia impediría que el Peje llegue y a nivel Veracruz lo cerrado de la lucha augura una disputa en tribunales si antes no llega el efecto Morena que ya cubre a 28 entidades de la república.
Hoy son tiempos de definiciones.
Los observadores electorales estiman que para estas fechas la sociedad civil ya tiene definido por quien votar… solo es cuestión de esperar el día “D”.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo |