Los legendarios apoyos en dinero a caciques, cubrir las exigencias monetarias de los líderes de campesinos, presidentes de colonias, los agentes municipales que tanto influyen en la inclinación del voto, la compra de despensas, tinacos, láminas acanaladas… todo suma.
La misma operación electoral para el día de la elección en donde los operarios de casilla necesitan gasolina, comida y dinero para alcanzar los objetivos del triunfo.
Y ni modo que con los dos pesos que les autoriza el Instituto Nacional Electoral, para el caso de los estados el OPLE, alcance siquiera para un día de campaña en donde se mueven vehículos, propaganda, templetes, camisetas, dádivas –todo mundo pide- y cuotas para organizadores, transporte para acarreados, un taco para los mismos y los grandes comelitones para los invitados especiales y gente de rango departiendo con el candidato.
Nada es barato.
Por ello se acude al baúl donde se guarda el dinero del gobierno. Se sacan los ahorros que vienen de las mismas arcas y se acude al dinero de los narcos, el dinero sucio para lavarlo a cambio de compromisos a futuro, para ya cuando se gane.
Un estudio realizado en la ciudad de México realizado por la organización “Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad” revela que por cada peso que un candidato a gobernador declara en el fondeo de sus campañas hay 15 pesos que se mueven en la oscuridad.
Es una oscuridad que revela que una campaña para gobernador puede llegar a costar hasta diez veces más que el tope legal.
“El dinero ilegal ingresa a través de tres mecanismos: desvío de recursos públicos, contribuciones ilegales de particulares y financiamiento del crimen organizado”.
Y bueno, si por ahí andan las cosas habremos de insistir en el caso Veracruz donde en el pasado reciente los últimos gobiernos estatales ha pagado en parte campañas presidenciales y de gobiernos ajenos al nuestro.
Fue el caso de Enrique Peña Nieto, quien según el ex presidente Felipe Calderón, recibió del gobierno de Javier Duarte, mil 800 millones de pesos para su campaña, cifra que si bien no corresponde a la que maneja el tesorero del ex mandatario Tarek Abdalá que habla (Proceso 11 de julio 2017) de “cajas de huevo” por mil millones de pesos para Peña Nieto, sí da cuenta de importantes salidas de dinero.
¿Y los 500 millones que según el ex secretario de Seguridad Pública, hoy en Pacho Viejo, se dieron el entonces presidente del PRI, Manlio Fabio Beltrones en el 2016?
Veracruz históricamente ha sido uno de los conspicuos donadores –empresarios, comerciantes, gobierno federal y el crimen organizado- aportando importantes sumas considerando que se ha estimado que la campaña electoral que llevó a EPN la victoria costó 800 millones de dólares tan solo en propaganda electoral.
De Fidel Herrera Beltrán, quien por estas fechas inventa un derrame cerebral, se supo en su momento de importantes aportaciones en dinero para campañas en Oaxaca y Chiapas –también apoyadas por Duarte-.
Así, Veracruz heredero de esas enseñanzas, hoy tiene que rendir cuentas.
Ya se habla de importantes sumas de dinero para las campañas de Ricardo Anaya y de Miguel Angel Yunes Márquez, así como importantes inyecciones de efectivo para Andrés Manuel López Obrador y Cuitláhuac García quienes están amparados por Xalapa, Coatzacoalcos y Poza Rica, así como diputados y senadores morenos.
Del PRI poco se sabe.
Al no tener de donde sacar, estar detenidas sus prerrogativas y nadie acudir a invertirle, la campaña del candidato Yunes Zorrilla es austera y de bajo perfil propagandístico.
Para otros, sin embargo, es la feria del billete.
En 33 días nadie se acordará que todo fue una inversión ya que las campañas se compran.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo |