No es mi deseo insinuar siquiera que la encuesta está más cuchareada que una olla de frijoles baludos, ni preguntar por qué ignoró a los indecisos. Pero sí apuntar que el resultado crea más dudas y sospechas de las que podría despejar.
Si la vemos con total objetividad, Votia nos está diciendo que cinco de cada diez veracruzanos quieren que sigan las ejecuciones, los levantones, los secuestros, los feminicidios, los cierres de empresas, los despidos, el desempleo, el abandono al campo y que continúen bajando los índices de productividad.
Y no menos sospechoso es que ese porcentaje esté creyendo esta vez (y otra vez), en las promesas del hijo de un señor que engañó a los veracruzanos con obras y proyectos que no ha cumplido, como la creación de empleos. Y que prometió que acabaría en definitiva con la inseguridad y la violencia.
¿Seguro que no hay gato encerrado? ¿Seguro que cinco de cada diez veracruzanos en edad de votar desean que Veracruz se convierta en una monarquía hereditaria?
Que Yunes Linares está trabajado por la entidad, nadie lo duda. Que en 18 meses ha sido más activo que su desadaptado antecesor, no se discute. Pero que en agradecimiento cinco de cada diez veracruzanos le quieran ofrendar a su hijo la gubernatura… por Dios, cómo creer en eso. Es insolting an unacceptabol.
Se aplaude y se respeta el amor filial del gobernador, pero ese amor no tiene por qué coronarse con una gubernatura.
Aunque de acuerdo con la ley no está permitido el nepotismo, el sistema que nos rige se permite ciertas licencias. Es por eso que los funcionarios públicos ponen a sus familiares y amigos en puestos relevantes, no sólo para que les cubran las espaldas, sino para que se hinchen de dinero y de poder.
Pero ese mismo sistema impone límites.
Cuando los leguleyos que nunca faltan le dijeron a José López Portillo que nadie mejor para sucederlo en el poder que su hijo José Ramón, el garañón criollo se negó en redondo y se decantó por quien creyó que serviría mejor a los intereses de la nación.
Con su terquedad de imponer a su hijo como su sucesor, Yunes Linares está demostrando que los intereses de Veracruz le importan un pito. Por eso recurre a trampas, por eso viola la ley al disponer de recursos del erario para su muchacho y por eso también anda en campaña por la gubernatura.
No creo que nadie discuta la encuesta de Votia porque muy pocos la creen. Lo que está a discusión es la obstinación de un hombre que abusando de su poder, quiere hacer su santa voluntad y hacernos creer que cinco de cada diez veracruzanos lo apoyan en su sueño, cuando no es así.
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