No hay que equivocarnos ni dejar que las estrategias de panistas, morenistas y priístas nos conduzcan al error: la elección por la Gubernatura en Veracruz continúa en el terreno del empate técnico, en realidad nunca antes, durante los dos meses de campaña, había estado tan cerrada y competida.
A solo unos días de los comicios para nombrar al relevo de Miguel Ángel Yunes Linares, simplemente en Veracruz no hay ganador seguro. Conforme se acerca la jornada electoral todo apunta a un final de fotografía, a un desenlace donde el vencedor obtendrá poca diferencia por presumir.
No, ni Cuitláhuac García Jiménez, con todo el apoyo que significa tener a AMLO compitiendo simultáneamente, puede considerarse ganador; tampoco Miguel Ángel Yunes Márquez, a pesar del empuje y poder de su padre, quien en ningún momento ha dejado de operar a su favor.
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No hay encuesta mediáticamente poderosa que ponga a José Yunes Zorrilla, del PRI-Verde, en posibilidades de ganar la elección, pero sí de competir fuerte por el segundo lugar, y en un día de suerte, hasta “treparse en las barbas del más soberbio”. El Senador con licencia creció, aunque parece no le alcanzará el tiempo.
En Veracruz nadie arrasará, ni Morena ni el Frente. Arrasar, en términos electorales, significa “pisotear” a tu adversario, “reventarlo” con un memorable “dos a uno”, y desde hace mucho tiempo, la mayoría de los comicios se definen en tercios. “Arrasar” no es ganar por 5 puntos porcentuales, es, simple y sencillamente, dejar en el hoyo al más cercano perseguidor.
En Veracruz, por ser una de las gubernaturas más disputadas, la victoria o derrota dependerán de la movilización del voto el día de la elección. Platiqué, como lo detallé hace una semana, con los enviados para esta tarea en el estado por AMLO, Ricardo Anaya y José Meade. Todos traen indicaciones precisas.
El experto de Morena considera que ganarán la Gubernatura movilizando el voto en la zona sur de Veracruz, además de buscar “arrasar” en Xalapa y Poza Rica; el del Frente me dijo que moverán con fuerza el sufragio en el centro, particularmente en Boca del Río-Veracruz-Medellín de Bravo, Orizaba, Córdoba y Pánuco; mientras que el enviado del PRI buscará apretar en las áreas serranas, aprovechando el “sufragio disgustado” con Yunes Márquez y Cuitláhuac García.
De nueva cuenta, como ya es habitual, Veracruz se perfila como “la joya de la corona”. Es quizá, después de la elección presidencial, el proceso más competido e interesante de este primero de julio, seguido muy de cerca por la contienda en Puebla.
¿Habrá seis años más de un Yunes en Veracruz o acabará estrenándose Morena como Gobierno?, ¿influirá el “voto enojado”? Se llegaron, ahora sí, los tiempos de conocer el desenlace.
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