DESPUES del encontronazo político entre los dos Gobernadores de la entidad, uno en funciones y el otro a punto, casi, de rendir protesta, en su calidad de electo, los trabajadores del Estado, se preguntan ¿Quién de los dos nos pagará el aguinaldo?.

Esta pregunta, sin duda alguna, denota preocupación entre la clase trabajadora de Veracruz, sobre todo, la que esta al servicio del gobierno del Estado, porque se han dado cuenta del conflicto suscitado por este problema, aunque todos están confiados en que esta prestación no se quedará al aire, ya que cualquiera de los dos gobernadores, como ya señalamos, uno en funciones y el otro electo, tendrá que cumplir con este compromiso y obligación constitucional.

Solo que los problemas políticos se han involucrado con el tema económico y ha salido a la luz el asunto de los aguinaldos, porque en principio, ni habrá los veinte mil millones de pesos ofrecidos por la actual administración estatal, para dejarlos en caja, y todo indica, que tampoco lo necesario para el debido cumplimiento de la obligación laboral.

El Gobernador del Estado, en funciones todavía, asegura que no dejará nada para el aguinaldo, aunque se piensa que lo dijo como parte del calor político que se vive, pero que tarde o temprano, se dispondrá de los recursos necesarios para dejar debidamente cubierto este compromiso. De los veinte mil millones de pesos que se habían mencionado anteriormente que se dejarían para que dispusiera de recursos la próxima administración, tal vez, sea cierto, porque el mismo Gobernador del Estado, ha declarado que los recursos federales que le corresponden a Veracruz, no han llegado, es decir, que la cantidad mencionada estaba basada precisamente en los recursos que le llegarían al Estado, y no que estuvieran ya en caja desde hace tiempo.

Pero viéndolo bien, el enfrentamiento político-económico que se dio hace unos días entre los dos gobernadores, como hemos dicho, en funciones y electo, es todavía parte del proceso electoral de la sucesión gubernamental, pues bien se sabe que hasta que no llegue el primero de diciembre, no se habrá concretado, definitivamente, la sucesión en Veracruz. La conclusión de un gobierno y el inicio del otro, es el momento preciso en que se define, totalmente, la renovación de los titulares del poder ejecutivo en la entidad.

De esta manera, Miguel Ángel Yunes, se cree, no será capaz de dejar sin aguinaldo a los trabajadores del Estado, porque además, es su obligación en virtud de que este año laboral todavía le corresponde a la actual administración, si es que en nuestra apreciación no estamos equivocados. Cuitláhuac García Jiménez, solo estaría cumpliendo, en tiempo y forma, con la entrega correspondiente de estos recursos, quince días después de rendir protesta como nuevo gobernador de la entidad.

Así es que la preocupación de los trabajadores, aunque es lógica, ante los acontecimientos, no deben tener la duda de que su aguinaldo esta seguro para el momento en que les corresponda recibirlos.

La responsabilidad, es de ambos gobernantes, el que esta en funciones y el electo, para cumplir con sus obligaciones laborales. El primero, dejando los recursos en caja para cuando se tengan que entregar y el segundo, con la obligación correspondiente de entregarlos en el momento oportuno. Si por las dudas, el primero no deja los recursos, el segundo tendrá que buscar en todas partes la forma de cumplir , pues ante todo, están las necesidades de los trabajadores, fuera del contexto político, que en este caso nada tiene que ver.

Desde hace algún tiempo, el pago del aguinaldo a los trabajadores del Estado, siempre ha sido motivo de comentarios diversos, generados, principalmente, por las declaraciones de los gobernantes, quienes saben perfectamente bien que con todo tiempo deben asegurar estos recursos como una función prioritaria del Estado, a través de la Secretaría de Finanzas, pero como en este asunto, se ha querido involucrar el aspecto político, pues es normal que los trabajadores se preocupen y hasta se preparen para movilizarse en caso de que pudiera concretarse esta especie de amenaza laboral.

¿Quién pagará el aguinaldo?, pues seguramente que tendrá que hacerlo la nueva administración estatal, pero con los recursos destinados para este efecto, que por obligación constitucional, deberá dejar la actual administración.

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YA COMIENZAN A SURGIR serios cuestionamientos a la propuesta del Presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, en el sentido de que convocará a cincuenta mil jóvenes para que actúen como policías en el futuro.

Familias enteras han expresado que no es viable involucrar a los jóvenes de México, en estas tareas que deberían corresponder a personas mayores y preparadas para enfrentar los grandes retos de terminar con la violencia en el país y que a los jóvenes se les dé la oportunidad de prepararse adecuadamente en el campo laboral, porque serán en el futuro los que tengan la mayor responsabilidad de conducir a la nación por el rumbo de su desarrollo.

No hay que distraerlos de sus propósitos que son estudiar y prepararse para el futuro, porque representan la fuerza y el vigor necesario para transformar, verdaderamente al país, porque utilizándolos como policías, terminaran siendo parte de las grandes bandas de delincuentes, ya que sus necesidades económicas como jóvenes se encontrarían limitadas por los bajos sueldos que recibirían, además de la exposición diaria a perder la vida.

Existe mucha gente adulta, preparada, que ya pasó, incluso, por la Universidad, lo que le daría a la nueva policía, un plus muy importante para el desarrollo de las tareas policiales.

A los jóvenes hay que apoyarlos y encausarlos por el camino del bien, pero no armándolos desde jóvenes para que más tarde el problema de la violencia pueda ser incontrolable.

El tema, sin duda, es importante y tal vez, la razón la tengan innumerables opiniones al respecto que ya se han emitido a través de la familias, que son, en todo caso, los más responsables de la buena formación de los nuevos mexicanos.

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YA QUE SE PRETENDE revisar la reforma política, para poder desechar, por lo menos cien de los diputados federales plurinominales en las próximas elecciones, bueno sería, que de una vez, se terminara con esta parte de la legislatura federal, que al parecer, ya sale sobrando.

Es cierto, se afirma que no es necesario llenar todo el recinto legislativo para poder hacer las leyes, pues basta con la representación popular surgida de cada distrito electoral, quedando solamente, para los efectos, una cantidad de trescientos diputados, como desde hace tiempo, ya se venía contemplando.

Es tiempo de retirar esta cantidad de puestos que ponen, de alguna manera, en serios aprietos a la administración federal, pues tan solo con los diputados de cada distrito, se tiene suficiente para el gasto que a la fecha se efectúa en sus funciones.

Que no sean cien, se afirma, sino que de una buena vez, desaparezcan los doscientas diputaciones que salen sobrando en el congreso federal, alcanzando la nueva disposición a las legislaturas locales que también padecen de este problema, pues tan solo en Veracruz, el adelgazamiento de la representación popular en veinte diputaciones, sería prudente para efectos económicos en la entidad.

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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.

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