Línea Caliente.
Edgar Hernández.
 

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2018-10-30

Un día de tantos a lo largo de más de dos décadas de relación y amistad con don Fernando Gutiérrez Barrios, quien por cierto cumple éste 30 de octubre 18 años de fallecido, me platicaba que luego del 2 de octubre de 1968, en pleno ocaso del régimen presidencial de Gustavo Díaz Ordaz había necesidad de expresar al pueblo su verdad histórica.


Urgía.


Hasta el siguiente año, el primero de septiembre de 1969, acudiría al Congreso de la Unión a exponer a los representantes populares su versión “¡Soy el total responsable de lo acontecido el 2 de octubre!”, pero antes requería que el pueblo conociera los porqués del movimiento estudiantil y la postura del gobierno.


Los medios impresos formales en exceso oficialistas no le servían; la televisión era aún incipiente en materia informativa –de hecho Jacobo empezaba con sus noticias- y la radio no existía en cuestiones noticiosas y de análisis editorial.


¿ ?Por dónde?, era la pregunta que se hacía el estigmatizado mandatario.


Puntual como siempre don Fernando aconsejó al presidente acudiera a un medio tan popular como frívolo por aquel momento como lo era “Teleguia” de Carlos Amador, un pasquín semanal que todas las familias consultaban ya que traía la cartelera de la televisión, en ese entonces, Telesistema Mexicano.


Así lo hizo.


Ese pasquín que se vendía por millares, al igual que “Lágrimas y Risas” y “Memín Pinguín”, fue el canal que permitió informar a la ciudadanía y mantener el equilibrio de la gobernabilidad de cara a la sucesión presidencial.


Gustavo Díaz Ordaz, con lenguaje llano explicaría a la ciudadanía la información que tenía, los peligros del movimiento estudiantil y la amenaza comunista a través del Castrismo que se cernía sobre México frente a las repetidas advertencias de Estados Unidos de intervenir.


Con “Teleguía” tuvo se efecto mediático en el momento y la salida política a la verdad histórica oficial.


La reflexión viene a cuento porque José Francisco Yunes Zorrilla acude el pasado fin de semana a un evento social -el más importante para su familia como lo es la boda de su hermana, la gemela de Ana María-, para enviar señales crípticas, señales que podrían ser motivo de reflexión.


A la vieja usanza, como se acostumbraba en política envía señales y mensajes. 


Desde Perote se muestra que está vivo. De impecable vestimenta comparte y departe con empresarios de Veracruz, Puebla y de la ciudad de México, así como inversionistas de España.


Pepe Yunes está presente llevando como invitado de honor a José Antonio Meade acompañado de Juanita. No está presente la clase política, pero sí sus amigos Américo Zúñiga, Alberto Sosa y Alfredo Algarín y solo un diputado, Armando López Contreras.


También presentes sus cercano Manolo y Justo Fernández.


El alcalde de Perote, Juan Francisco Hervert, por ahí también presente.


La esencia de la fuerza se la da la familia Yunes Suárez. Los Yunes de Soledad no estuvieron. Tampoco los fidelistas, menos los Duartistas. Menos los pegotes de siempre: los “chanclas”, “cabeza de lata”, “Montiel” y jamás se pensó invitar los traidores como Amadeo o Erick Lagos, ni a las rémoras que juraron lealtad y amor eterno hasta la noche anterior al primero de julio por estar etiquetados con Morena.


Ni las “Reinis”, ni las “Barbies” aparecieron.


“Como podrás ver solo se invitó a la familia y a los verdaderos amigos”, comentó en corto, en cortísimo, Ramsés Yunes.


La mesa de Pepe Yunes la comparte teniendo a la diestra a sus padres José Abraham y Ana María Zorrilla de Yunes y del lado izquierdo a su esposa, Alicia y al matrimonio Meade. En la mesa al lado la familia del novio, sus padres Yamil Emilio Yitani Maccise y María del Carmen García de Yotani acompañados del resto de la familia.


También presentes los amigos y amigas de la infancia de la novia Ana Gabriela, las de la prepa y la universidad... ahí su carnala “Vicky”.


Itinerante, desde luego, fue la cortesía de Pepe Yunes hacia todas las mesas con los comensales ante quienes desgranó sin resabios, sin rencores y solo respondiendo a pregunta expresa por dónde transitaría su futuro.


“¡Hay futuro, por supuesto!”.


Siempre con un ánimo constructivo y teniendo en claro que en política “todo es posible”; que las “ausencias son presencia”; que observa “solo observa” el devenir político y gubernamental; que nunca recibió invitación alguna para jugar puesto de elección popular con Morena; que cada quien tiene su modo de hacer política “y la mía es la de la lealtad, la de no transitar a otro partido y esperar los tiempos para en su momento entrar a la tarea por Veracruz”.


“¡Sólo perdí la elección, no la vida!”, dijo en tono jocoso.


¿Para cuándo el regreso?, se le preguntó en alguna de las 50 mesas alrededor de tan espectacular encuentro matrimonial entre Ana Gabriela y Carlos cuya sede fue el salón Tannurin de Perote.


“Eso lo diré en su momento. Hoy son tiempo de aguardar. En política no hay destinos manifiestos, ni está marcada por paradigmas”.


¿Se irá a Morena?


“Soy priista ¿por qué habría de migrar?.. Decía Reyes Heroles que una auténtica unidad democrática se sustenta y vive, por así decirlo, de la pluralidad; pluralidad de ideas, intereses y propósitos, ensamblada, auto limitada y armonizada por la democracia y el respeto al orden jurídico”.


Pablo González, fiel amigo de Pepe de una vida, presenta ante invitados el evento y da paso al mensaje oficial a cargo justamente de José Francisco, a quien por momentos se le quiebra la voz cuando se refiere a su hermana desposada Ana Gabriela; más cuando se refiere a su papá, don José “tantos discursos que he dado en mi vida y este es el que más trabajo me ha costado”, comentó.


Fue un bodorrio de pistas y señales. Tiempo al tiempo.


*Premio Nacional de Periodismo

 
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