En el punto número cuatro del documento se detallaba que “en lo sucesivo, los legisladores y senadores de Morena, tanto veracruzanos como de otros estados, habrán de insistir, de manera calendarizada, en poner atención sobre las cuentas del Gobierno de Miguel Ángel Yunes, así como en el destino final de todas las supuestas propiedades de Javier Duarte”.
En este mismo texto se resalta en un punto numerado como “seis”, que “en el caso de los estados, no se participará en procesos de entrega-recepción fuera de los que inician el día marcado como obligatorio”, y que en el caso particular de Veracruz es el primero de noviembre, justo un mes antes de la toma de protesta de Cuitláhuac García.
Me dijeron que en los primeros seis meses del gobierno morenista en Veracruz, “por instrucción superior”, pondrán especial atención en revisar el manejo de los recursos ejercidos por los funcionarios yunistas en Desarrollo Social, Educación, Seguridad Pública y Comunicación Social.
¿Quiere decir que si no les resultan a ustedes las cosas en Veracruz le echarán la culpa al gobierno anterior?, cuestioné.
“No, no vamos a caer en eso, no pretendemos convertir a Yunes en un Duarte y echarle la culpa de todo, pero hay la instrucción de revisarlo bien. En Veracruz el margen de error es muy corto. Cuitláhuac García lo sabe. AMLO lo sabe”, me dijo, mientras se levantaba lentamente, dando por terminada nuestra conversación. Claro, ya habrá otras.
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