Imagine que su jefe le llama la atención porque no está cumpliendo a cabalidad con las tareas que le competen. Imagine que su argumento es: “El encargado de archivo no me toma las llamadas, la secretaria me recibe con mala cara y al contador de plano nunca lo encuentro en su oficina. Antes, cuando estaba mi comadre como secretaria, cuando mi primo atendía el archivo y había un contador que es mi amigo, todo estaba bien”.
Así de infantiles, así de simplistas e irresponsabilidades, son las excusas que Jorge Winckler Ortiz ha soltado para justificar su evidente ineficacia al frente de la Fiscalía General del Estado.
No hay forma de defenderlo.
El pasado lunes el propio Jorge Winckler Ortiz envió un oficio al Presidente de la Junta de Coordinación Política de la LXV Legislatura, el diputado Juan Javier Gómez Cazarín, para enterarlo que desde el 21 de diciembre recibió la suspensión provisional, en respuesta al juicio de amparo 1266/2018, “únicamente en relación a que se aplique el procedimiento de remoción previsto en el artículo 67, fracción I, inciso d), de la Constitución para el Estado Libre y Soberano de Veracruz”.
Le informó, además, que el mismo día en que le concedieron la suspensión provisional, la Dirección Jurídica de la Secretaría de Gobierno interpuso un recurso de queja (02/0019) que se radicó en el Segundo Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Séptimo Circuito y que fue declarado infundado, “por lo que la suspensión provisional quedó firme para todos los efectos legales”.
La misiva del aún fiscal de Veracruz ratifica lo que ya se había advertido en este mismo espacio: Que en la sesión de este jueves no se ejercerá la facultad del Poder Legislativo para remover al fiscal por dos razones sustantivas. Primero, porque la reforma no ha sido publicada aún en la Gaceta Oficial del Estado, y porque para este jueves Jorge Winckler Ortiz seguirá gozando de la protección de la justicia federal, que habrá de definir, el viernes 18 de enero, si ratifica el amparo o lo rechaza.
Una vez resueltos estos dos temas pendientes (al margen de los procedimientos de juicio político que ya se iniciaron) le Lagislaura local estará en condiciones jurídicas de retirar del cargo al aún fiscal.
La que ya quedó confirmada fue la negativa del Poder Judicial Federal a la petición de Winckler Ortiz para que se le amparara contra el procedimiento de juicio político que inició Gilberto Aguirre Garza, exdirector de Servicios Periciales, hoy internado en Pacho Viejo, quien señala al fiscal de violentar sus derechos humanos e incurrir en actos de tortura.
Hay quienes sugieren que el Congreso local ha tardado más de lo debido en el proceso de remoción del fiscal, pero hay que entender que los tiempos de Morena son otros, que saben que la presa está acorralada, pero antes de lanzarse en su contra están cerrando todas las salidas imaginables.
Cuando el gato suelte el zarpazo, no habrá argumento jurídico alguno que proteja a ese ratoncito.
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Epílogo.
La Comisión de Puntos Constitucionales de la Cámara de Diputados federal aprobó la reforma al artículo 19 constitucional en materia de prisión preventiva oficiosa. El proyecto que será discutido este miércoles en el periodo extraordinario convocado por la Cámara de Diputados, los legisladores proponen ampliar la prisión oficiosa a tres ilícitos: uso de programas sociales con fines electorales, corrupción por enriquecimiento ilícito y delitos en materia de robo de hidrocarburos. El dictamen, sin embargo, eliminó de la minuta enviada por el Senado, los delitos de abuso o violencia sexual contra menores, feminicidio, robo a casa habitación, robo a transporte de carga, desaparición forzada y delitos en materia de armas de fuego y explosivos. *** De esta manera, los delitos por los que fueron procesados exservidores públicos del duartismo (Arturo Bermúdez, Luis Ángel Bravo y Gilberto Aguirre, entre otros) siguen estando fuera del listado de aquellos que ameritan prisión oficiosa. A ninguno de ellos les afectaría dicha reforma, pero fortalece los argumentos de sus abogados para seguir sus procesos en libertad.
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