En la entrevista dijo campechanamente que no ha buscado quedar bien con uno ni con otro, sino con la sociedad y con el Congreso al hacer lo que por ley está obligado. Buen discurso seguramente, y los radioescuchas de Ramsés debieron estar al punto del llanto ya que nadie se debió tragar el cuento.
Luego, Lorenzo Antonio se tiró al suelo y se vistió de mártir al ‘confesar’ ante el numeroso público de Ramsés, que ha sido presionado por funcionarios señalados de desvíos en sus cuentas públicas y pidió a la ciudadanía confiar en que se cumple con la normatividad, los principios legales y de transparencia. ¡Caray! Pobre hombre.
Pero ahí no paró, sino que con melosas palabras casi rogó a la ciudadanía que confíen y que sepan que en el ORFIS se cumple con la normatividad, con los principios de legalidad y transparencia y que se impulsa la rendición de cuentas de los organismos públicos de Veracruz.
Pero, ¿Cómo creerle a Lorenzo Antonio Portilla Vázquez, si se quedó callado cuando los diputados de la Comisión de Vigilancia de la Legislatura anterior, al mando Juan Manuel Unanue Abascal, revirtieron olímpicamente los resultados de su propio Informe Oficial?
Se supone que el Informe Final de las Cuentas Públicas fue realizado por expertos del ORFIS como resultado de sesudos y quizá científicos análisis de auditoría; pero los diputados de la Comisión de Vigilancia con Unanue como presidente, dejaron sin castigo y sanciones a los funcionarios señalados por el ORFIS con la firma de su titular Lorenzo Antonio Portilla Vázquez, como responsables de daño patrimonial.
¿Cómo permitió o a cuenta de qué, que el diputado Unanue diera por solventadas obras que no se hicieron y se pagaron? Por ejemplo en los municipios de Pueblo Viejo y Santiago Sochiapan, cuyos alcaldes SÍ levantaron la voz, Sí se inconformaron, Si denunciaron, SÍ lo hicieron por la vía legal y su voz ha llegado hasta la Suprema Corte de Justicia. Ellos tramitaron Controversias Constitucionales que se ventilan en la Corte con los expedientes 227/2019 y 228/2019 respectivamente.
Si ellos pudieron, ¿Por qué Portilla Vázquez no ha denunciado el atropello a su propia firma y a la Institución? ¿Por qué no ha salido al menos a declarar y a certificar que los diputados actuaron conforme a la ley? El caso ya es público, así que, si no fue cómplice que lo explique, que no deje a la opinión pública en el limbo por el bien de la transparencia que tanto presume.
En el colmo, Unanue solventó observaciones sin documentación legal que amparara el cumplimiento de obligaciones y Lorenzo Antonio y sus ‘ayudantes’ de la lavandería, ni las manos metieron, ni pío dijeron, ni una palabra, nada.
Y otro colmo, cuando los alcaldes de Pueblo Viejo, Santiago Sochiapan y algunos de los actuales diputados de la Comisión de Vigilancia le solicitaron a Juan Manuel Unanue Abascal, poder ver los documentos con los que supuestamente se comprobaba y solventaban las observaciones hechas mediante auditorías del ORFIS, éste dijo que estaban en 30 cajas de documentación y que por seguridad las tenía en otra oficina alterna del Congreso. Dichos documentos los debió dejar en los archivos de la Comisión de Vigilancia o al menos entregarlos al ORFIS, pero aunque Unanue diga que los tiene en otra oficina por seguridad, extraoficialmente se asegura en el Congreso que estos no existen.
Y lo que refuerza la suspicacia de que no existen es que las obras, a decir de los señores alcaldes de Pueblo Viejo y Sochiapan, no se hicieron, pero eso sí, fueron pagadas y reportadas con avances físicos y financieros al 100 por ciento.
¿Cómo creerle a Portilla Vázquez? ¿Cómo tener confianza en él y en la institución que dirige si los desvíos de Javier Duarte se le pasaron de humo y sólo hasta el final de dicha administración, ya cuando el poder se ocultaba en el horizonte, medio encontró desvíos? ¿Cómo creerle si fue la Auditoría Superior de la Federación la que encontró actos de total corrupción que él ‘no pudo’, o ‘no quiso’ encontrar en los ejercicios de Javier Duarte?
Ahora nos sale con que tiene en puerta más de mil auditorías a la Cuenta Pública 2018 de Yunes. ¿Y sabe qué? ¡Claro que ahora sí que encontrará anomalías! Pero muy pocos se podrán quitar de la mente que lo hará para quedar bien con Cuitláhuac y no con la sociedad.
No cabe duda de que la desfachatez de Lorenzo Antonio no tiene límites, que es camaleónico y qué pronto olvidó que durante los sexenios de Fidel Herrera y Javier Duarte sirvió como una muy eficiente ‘lavadora’ de la más galopante y desgarradora corrupción y que luego, como el más hábil camaleón, cambió de piel para servir durante un año a Miguel Ángel Yunes Linares para luego cambiar de piel nuevamente y servirle anticipadamente a Cuitláhuac García Jiménez a partir de que éste recibió su constancia de mayoría.
Este funcionario camaleón se ha convertido en el ‘Auditor carnal’ de Fidel, Duarte y Yunes, y hoy lucha y promociona su honestidad para servirle a Cuitláhuac.
¿Cuál es la diferencia entre el ‘Fiscal carnal’ Winckler y el ‘Auditor carnal’ Portilla? Simple, que el segundo ha sido un verdadero camaleón y un bonito tapete a la medida.
@frlicona |
