En tan tremenda crisis de inseguridad, la actual administración estatal sigue insistiendo en el argumento de que fue la pasada administración la responsable de dejar en mal estado la entidad o buscando en la Fiscalía General del Estado los responsables de todo suceso delictivo.
En apenas dos meses y medio la administración de Cuitláhuac García Jiménez rebasa ya las tres centenas de muertos, sin dejar de lado que cerca de 28 de ellos se contabilizan como posibles feminicidios.
El secuestro y asesinato de una empresaria en Coatzacoalcos la semana pasada, dos feminicidios este domingo de dos menores, uno en Poza Rica, otro aquí en Xalapa, el secuestro del Sub Inspector de la Policía Federal, Gabriel Pulido Noguera en la carretera Acultzingo-Ciudad Mendoza, vídeo grabado por la propia cámara de su vehículo, son la prueba fehaciente de la crisis de inseguridad que enfrenta la entidad.
Y mientras tanto a esta crisis de inseguridad se debe sumar el total desatino en cuanto al ejercicio de gobernanza con la sociedad, una sensación grave de desgobierno, un aparato de estado plagado de funcionarios sin formación para la función pública, que están dando al traste con una importante institucionalidad y profesionalismo en muchas de las áreas, donde las demandas laborales por despidos injustificados se cuentan ya por centenas.
Peor aún, el diferendo provocado por la falta de tacto político entre el responsable de la política interior del estado y la Iglesia Católica terminan de confirmar la crisis.
Severos y puntuales señalamientos han lanzado la Arquidiócesis de Xalapa por la serie de hierros cometidos por el actual secretario de Gobierno, Eric Patrocinio Cisneros Burgos, que se quiso poner a debatir de valores y moral con los expertos en la materia, emitiendo comentarios que ofenden al propio ministerio sacerdotal.
Y es que, así como estas declaraciones acusando que con el “secreto confesional” se construye el discurso empleado desde el púlpito para criticar al estado, provocó que la Iglesia misma se le fuera encima al Estado.
Y no dejemos de lado que esta gravísima situación mantiene al Congreso sumido en el divisionismo, precisamente por esta actitud hilarante de declarar de todo y por todo, sin conocer a fondo de los temas.
Urge que el Gobierno del Estado haga un alto y evalúe el saldo y los daños, porque el desgaste en tan solo dos meses y medio es altísimo, cosa que provocará ingobernabilidad si no se corrige el rumbo en muy corto tiempo.
Las protestas en las calles no tardarán en aparecer y seguramente la reprimenda desde el altiplano habrá de ser contundente.
Al tiempo.
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