Por años, Radio Universidad Veracruzana estuvo prácticamente en el abandono, secuestrada por grupúsculos a su interior a los que nada les importaba si su señal era escuchada en algún lugar, pues su único interés era sacar provecho de la emisora, llegando a extremos como los de registrar a nombre de particulares las producciones realizadas por la estación.
La situación de discrecionalidad en la que operaba Radio UV tuvo que cambiar forzosamente a raíz de la reforma a la Ley Federal de Telecomunicaciones de 2014, que estableció nuevos y muy rígidos lineamientos para que los medios públicos conservasen sus títulos de concesión, así como la obligación de migrar al espectro de Frecuencia Modulada, lo que le dio a la radiodifusora universitaria un alcance que no había tenido en toda su historia y que la obligó, por ende, a buscar una renovación de sus contenidos y formas de organización interna.
Ello no ha estado exento de resistencias y ataques por parte de quienes medraban –y aún lo hacen- con la emisora, cobrando altos salarios por cargas de trabajo ridículas y que con arengas propias de sicarios y no de universitarios han pretendido desvirtuar lo logrado, por antipatías personales, por ver sus intereses económicos afectados y hasta porque están resentidos con la vida. Pero los hechos son siempre más contundentes que la vulgar gritería.
El refrendo de las concesiones de Radio UV debe ser motivo de orgullo de los universitarios veracruzanos, pero también un llamado a proteger la independencia y autonomía con que la emisora debe funcionar, en tanto medio público cuya función es servir a la sociedad y no al Estado. Y en este caso específico, a la comunidad de la Universidad Veracruzana.
Los retos para Radio UV no han terminado. Debe ahora enfrentar problemas como el de la escasez de recursos para seguir desarrollándose, ampliar su oferta de contenidos y ponerlos al alcance de las audiencias de todo el estado de Veracruz. Así como inercias del tipo del paquidérmico burocratismo interno que impide agilizar sus procesos para estar en condiciones de competir por la preferencia del público que busca opciones en el cuadrante radiofónico o a través de la plataforma de internet.
También debe hacer frente a los embates de quienes pugnan por convertir a los medios públicos en instrumentos de propaganda para adoctrinar y terminar con la pluralidad de voces. Quizás sea ése su mayor desafío y para ello es indispensable que sean los propios radioescuchas quienes salgan a la defensa de una emisora que es suya, que les pertenece.
Pero por lo pronto, hay motivos para celebrar. Enhorabuena y larga vida a Radio UV.
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Twitter: @yeyocontreras
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