“Cualquier hombre o institución que trate de despojarme de mi dignidad, fracasará.
Nelson Mandela.
Es cosa sabida que el periodismo es el campo más socorrido para quienes de manera diaria consideran que aquí se pueden lograr riquezas, lujos, vida cómoda y poder. Pero el daño es más grave y como lo mencionara el periodista José Pagés Llergo, “y si lo hicieran para medrar solamente, su daño seria relativo en una sociedad que acepta el periodismo como un negocio…
Pero su crimen va más lejos porque ofenden lo sagrado que hay en nuestra actividad y porque envenenan y prostituyen la conciencia de un pueblo ante la tolerancia de los gobiernos que no sólo les teme, sino que también los alienta, los protege y los respeta”.
Nos damos cuenta que ante este lamentable panorama…¡ estamos jodidos !
En este medio que nos rodea, viviendo en un pánico y temor a la vista, de la inseguridad y el clamor ciudadano, en una extrema derecha confesional, llegando a los extremos de una dudosa izquierda marxista, de una crudeza de la violencia y la impunidad de los gobiernos todos en el país por el crimen organizado; decíamos, en una sociedad en la que cada vez se tiende más a masificar los pensamientos y unificar criterios y desmenuzar los males de los gobiernos, justificadamente o no, pero lo vemos, es cuando la presencia del periodista debe distinguirse y explayarse abriendo las puertas de su conocimiento, su filosofía y digamos…hasta su sociología.
Pero…¿qué sucede ?
Vemos la improvisación de los periodistas y de sus medios de comunicación, faltos de ser críticos con los que nos rodean, políticos, funcionarios; siendo exigentes con nosotros mismos, sin conformismos y ciertamente algo de locura, si lo tomamos como una seria aventura con la fe y la confianza de que la razón termine por encontrar la ansiada ancla, necesaria para evitar el naufragio…
Nuevamente…¿Y qué pasa ?
Tenemos como resultado el maltrato y la indiferencia de los poderosos en el trono, de diferente medianía, mientras que nosotros como reporteros bordeamos el risco y la cornisa pensando en un método de solución…reporteamos el medio político y social, pero no el silencio.
Visitar ayuntamientos, oficinas de gobierno, el Congreso del Estado, - hablo de la entidad veracruzana – incluso buscando la entrevista y la verdad en diferentes instituciones, tenemos como respuesta la grosería, iniciando con la deficiente secretaria y auxiliares que, considerando que le hacen el gran favor a sus patrones, los niegan y se adjudican atribuciones que solamente corresponden a los titulares. No podemos perder aquello que nos hace libres, no es otra cuestión que el pensamiento crítico, esa capacidad para analizar la realidad de toda una sociedad en donde dicen liderar nuestros gobernantes que con su discurso propio son efectos de manipulación ante su débil carácter y su falta de tacto político…sin ser flexibles al debate, a la entrevista…prefieren la graciosa huida, esconderse ante los problemas, arrinconados y quizás llorando y miedosos con los ratones, como la muñeca fea.
El trato de limosneros lo aplican, si nuestro trabajo es honesto y cumplimos con una responsabilidad, en modestas empresas sí, pero finalmente son fuentes de trabajo.
Quienes trabajamos en este bendito sendero del periodismo, en una entrega y responsabilidad, provocamos el odio gratuito entre quienes dicen llamarse periodistas, me gusta este rencor y odio, incluso hasta la calumnia y el desprestigio, porque viene de farsantes del periodismo que viven su fantasía y su coraje, cuando sabemos que estamos haciendo nuestro trabajo…y bien, con la amenaza, la intimidación y la vigilancia política, sobre todo, si el periodista, quiérase o no, debe ser un hombre de su tiempo, que no pretende vivir en el pasado ni saber qué pasará en el futuro…
Lo he mencionado y el arquitecto Julio Contreras Díaz, lo comenta…”cierto es como dice Alfonso, a mis enemigos yo los selecciono, no ellos, ya cualquier pendejo quiere serlo”…y así es, para que se digan mis enemigos primero deben prepararse y escribirle tan siquiera a su mamá. Dejar de presumir sus credenciales y sus chalecos que solamente los delata como presumidos. Tengo mi chaleco, aun de los tiempos del “GrilloJarocho”, quizás algún día lo presuma no debo negarlo.
Riesgoso tratar con presidentes municipales, ediles y diputados intolerantes, vamos pues, hasta con fanáticos de partidos, intransigentes que con pasiones desatadas y locuras desmedidas se presentan sin argumentos…pues si colegas, ante todo este panorama, apliquemos nuestro poder de la pluma, criterio firme y respeto, contra quienes nos consideran limosneros y “pediches”, lo reconozco, debido a los que acosan a los alcaldes y políticos, tras de ellos en busca de los 50 y de los cien pesos.
Existe una palabra que se debe anteponer a los caprichos de los poderosos…DIGNIDAD. Es decir, esa cualidad del respeto hacia uno mismo y hacia los demás, sin permitir que los políticos nos degraden. El periodista reseña acontecimientos que con el paso de los días se convierten en datos y hechos históricos, he aquí la enorme responsabilidad de ejercerla con profesionalismo y honestidad. Por salud periodística debemos combatir esa poderosa máquina propagandística que permite con el soborno y la compra de criterio, fabricar héroes y dioses, esa trompetería de ahora que mueve fanáticos que en clamorosa gritería aturde a Veracruz, a Coatepec y la región. Una izquierda manejada al antojo de los que pegan con la derecha con propuestas más falsas que verdaderas en una entidad cubierta por la inseguridad.
Exhorto a mis colegas al respeto mutuo, que sea internamente entre nosotros la sana competencia, la noticia, queda claro, no se pelea, sino quien hace mejor el trabajo.
¡No claudiquemos compañeros de Periodistas Unidos!
Todos los que ejercemos esta noble actividad cuidemos la dignidad.
Al menos. |