Los presuntos sistemas de seguridad municipal, regional y estatal, fallaron de pies a cabeza pasando por el abdomen.
Las acciones de uno de los tres grupos delictivos más peligrosos del país, no se dieron en respuesta a operativos combinados con las secretarías de la Defensa Nacional (SEDENA), de Marina (SEMAR), Policía Federal (PF) o de la Guardia Nacional (GN), sino por la muerte “…de forma cobarde…” de tres de sus integrantes en el municipio de Misantla, capturados por elementos de la secretaría de Seguridad Pública de Veracruz (SSP).
De acuerdo al texto de las mantas colocadas en pasos a desnivel y peatonal en diferentes ciudades de las zonas centro y sur del estado, la organización delincuencial fundada por Nemesio “El Mencho” Oseguera Cervantes en el 2011, está molesta por la forma en que mataron a sus miembros activos, quienes ya se habían entregado a las fuerzas policiales.
El narcobloqueo de carreteras, el incendio de vehículos y el ataque a instalaciones regionales de la Secretaría de Seguridad Pública de Veracruz, es a todas luces una frontal y decidida declaratoria de guerra a la citada institución.
“A partir de hoy---dice en una de las mantas atribuídas al Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG)---ustedes 2 son responsables de lo que pase en este estado porque ya no les daremos la vuelta, ahora si pelearemos porque ya es personal su guerra contra nosotros, a los que secuestran y matan inocentes no les pelean”.
¿Hacia quienes apunta esa parte del mensaje “ustedes 2 son responsables…”?¿al titular de la secretaría de Seguridad Pública, Hugo Gutiérrez Maldonado o al jefe del ejecutivo estatal Cuitláhuac García Jiménez?.
Este último declaró “…se actuará en contra de los grupos criminales que vulneren la seguridad pública…”. Y los que no la vulneren, ¿pasarán a la lista de intocables? (La Jornada Veracruz, 16-3-2019, página 3).
La situación local se vuelve mucho más insegura por la naturaleza del evento en el que el presunto personaje principal es el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG).
En el país mantiene presencia en Jalisco, Nayarit, Guanajuato, Ciudad de México, Quintana Roo, Yucatán, Guerrero, Colima y Veracruz, y en el extranjero en los Estados Unidos de Norteamérica, Canadá, Argentina, Holanda, Bélgica, Ghana, Nigeria, Marruecos, Rusia, China, Alemania, Vietnam, Polonia y Australia, entre otros puntos, señalados en el perfil de Wikipedia, enciclopedia libre en línea que lucha para proteger el derecho de todos al conocimiento abierto.
Dentro de sus actividades delictivas destacan el homicidio, extorsión, tráfico de armas, terrorismo, secuestro y narcotráfico.
Urge analizar con frialdad la dimensión del conflicto, tomando en cuenta que las fuerzas armadas en combinación con las áreas de seguridad pública de los estados, no han mermado las actividades del narcotráfico en un periódo de doce años contínuos.
Traer al escenario las palabras pacto, negociación, acuerdo, tratado, arreglo o convenio, no es síntoma de flaqueza ni debilidad, sino de inteligencia suprema, sabiduría y conciliación.
Otros seis años de guerra contra el narcotráfico serían fatales para el país, sanguinarios al estado y terroríficos en los municipios.
Sostiene Guillermo Valdéz Castellanos en su obra ampliamente documentada “Historia del narcotráfico en México que el trasiego de la droga en el país inicia con la llegada de migrantes chinos a la zona de Sinaloa en 1926.
El naciente mercado demandaba el consumo de drogas básicas como la marihuana, la amapola, de la cual deriva la goma de opio, precursor de la heroína y después la cocaína, hasta llegar a las drogas sintéticas como anfetaminas, metanfetaminas y el fentanilo, más potente y barato que la heroína.
Los mexicanos del norte del país desplazaron a los orientales por medio de la violencia para asumir el control absoluto de la siembra, cultivo, cosecha, comercialización y distribución del producto.
El negocio prosperó---escribe el director del Centro de Investigación para la Seguridad Nacional (CISEN), durante los primeros cinco años del gobierno de Felipe Calderón Hinojosa---, gracias a los acuerdos de los líderes de los cárteles y cuerpos policiacos, bajo la abierta complicidad de miembros del gobierno, militares y cuerpos de seguridad.
De 1926 al 2019, suman 93 años de tratar por arriba y por abajo con los pioneros, descendientes y uno que otro “colado” de la hoy poderosa industria del narcotráfico y sus derivados.
El reporte de guerra por el trasiego, venta y consumo de drogas no tiene buen rostro: 250 mil 547 homicidios, 118 mil niños, adolescentes y jóvenes muertos, 533 militares caídos en cumplimiento de su deber y 35 mil desaparecidos, con un costo económico superior a los 1,829.002 billones de pesos.
¿Vale la pena continuar con el juego macabro durante los próximos sexenios y trienios? ¿seguirán poniendo las balas y las armas los Estados Unidos de Norteamérica y el dinero y los muertos los Estados Unidos Mexicanos?
Los perjudicados por la violencia cotidiana clama por la pacificación del país, pero los beneficiados con la continuación de la guerra, la rechazan.
Es la hora en que surja la tercera persona, para poner orden en la sala y a cada quien en su respectivo lugar.
La formación de las llamadas Guardias Comunitarias y la práctica de linchamiento a delincuentes, demuestra que amplio sector de la población llego al hartazgo de la inseguridad, de la impunidad y de la corrupción.
¿Qué esperamos? ¿otra revolución armada? ¿sería recomendable con tanto desempleo alentado por el gobierno y secundado por el sector privado? ¿hacia dónde vamos o hacia dónde nos llevan? Usted, ¡¡responda!!
Sólo para tus ojos . . .
Cuenta el periodista y escritor Armando Ortíz que en algún momento de su agitada vida el gobernador Cuitláhuac García Jiménez, incursionó en el fascinante mundo del periodismo dirigiendo el blog El Sendero de Veracruz, en el que publicaba artículos propios y de sus amigos sobre temas políticos, económicos y sociales de actualidad. Bien, bien.
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