Siete carteles criminales, la irrefrenable delincuencia común, la confrontación entre las áreas de seguridad y prevención del delito, así como el emperramiento del gobernador Cuitláhuac García, por echarle la culpa al pasado –al de Yunes Linares, que no al de Fidel y Javier Duarte- y a su representante en el gabinete, el Fiscal General, Jorge Winckler, han dado al traste a toda intención de arribar a una seguridad con paz social para Veracruz.
Todo ello en abono a la crispación social y política.
Acaso por ello llama la atención la postura del Presidente del Congreso estatal, José Manuel Pozos, quien tras el asesinato de la alcaldesa de Mixtla de Altamirano, Maricela Vallejo Orea y sus acompañantes, reclame la coordinación de las áreas de seguridad para que se resuelva a la brevedad este tema.
El pasado lunes en el marco de la visita presidencial, un par de fotografías muestran al jefe del ejecutivo caminando cruzando el brazo izquierdo por la espalda de José Manuel Pozos en señal de afecto, mismas que despertaron una serie de comentarios en el ámbito político, el estatal y, por supuesto, el nacional.
La charla del presidente de la república con el presidente del Congreso estatal, misma que se prolongó por varios minutos, muy seguramente no fue para tratar temas de familia o para hablar de los nietos, fue para abordar el más importante asunto por el que atraviesa Veracruz, la gobernabilidad.
Y si Cuitláhuac no se va por mandato supremo, se entendería en consecuencia que la federación va a reforzar al aparato estatal y apoyar con todo, la recuperación económica y política desde el centro.
¿En ese entramado entra el diputado presidente de la Mesa Directiva del Congreso del estado, José Manuel Pozos Castro?
No se sabe, pero sí el hecho de que Pozos es de los pocos que a la vista del juicio político estatal –y también del nacional- ha salido bien librado de las encomiendas legislativas y políticas que se le ha encargado, sin contar un tema que no tuvo nada que ver, el del fracasado juicio político a Jorge Winckler, que arrojó a la taza del excusado su par, el presidente de le Junta de Coordinación Política del propio Congreso Juan Javier Gómez Cazarín.
Las claves.
Regresando al punto. Pozos Castro ayer hizo público su repudio por el asesinato de Maricela Vallejo Orea, su esposo Efrén y el chofer Sabino García, ocurridos la noche de este miércoles 24 de abril en la carretera federal Orizaba-Zongolica y se pronunció porque las autoridades actúen de manera rápida y coordinada para encontrar a los responsables y llevarlos a que enfrenten la justicia.
“En la sociedad veracruzana existe consternación, repudio y exigencia de justicia ante este lamentable hecho, sostuvo Pozos Castro, quien agregó que en este momento debe prevalecer la coordinación y unidad institucional, así como el respeto a las víctimas, por lo que –exhortó- a evitar sacar raja política y dejar que las autoridades hagan su trabajo”.
Claro, clarísimo el mensaje.
Nos hizo recordar que el presidente Andrés Manuel López Obrador manifestó el pasado lunes su respaldo a Cuitláhuac García Jiménez. Claras, clarísimas las señales, que como en el beisbol, hablan de las próximas jugadas de AMLO, quien fiel a su estilo beisbolero está mandando señales importantes.
Hoy, con motivo de nueva e inesperada visita se esperan nuevas señales, sin olvidar que ya dejó dos: su afecto y disposición de ayuda a Veracruz y esa la charla, una kilométrica charla con José Manuel Pozos, para muchos, una clara señal de que asoman los cambios.
Pozos Castro tiene seguidores acaso en la misma proporción que defenestradores, pero sin duda para la presente administración es uno de los políticos más experimentados cuyo trabajo no se agota en las tareas legislativas.
Por debajo de la mesa ha resuelto importantes asuntos que no le dan a los novatos de la nueva administración y ha cobrado fama por su capacidad de negociación. Es serio y con un gran quehacer político. Ha sido asimismo reconocido por sus pares y generado cooperación entre los tres órdenes de gobierno.
En los días por venir empezarán a moverse las fichas del poder estatal con el consentimiento y total respaldo del centro.
Hoy por lo pronto el Peje, de nuevo en Veracruz, busca caminos de salida desde Minatitlán, en el ojo del torbellino nacional tras la masacre de hace unos días que costó la vida a 13 personas, entre ellas un bebé a quien tras ejecutarlo, los sicarios le dieron el tiro de gracia.
Pareciera asoman los tiempos de cambio.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo |