Jorge Winckler perdió su única –y más valiosa- oportunidad.
Pudo haber salido a los medios a anunciar su decisión de renunciar a la Fiscalía General del Estado (FGE) “ante la falta de condiciones y el permanente acoso de las autoridades estatales”.
Se hubiera disfrazado de víctima, se hubiera “blindado” frente a futuras acciones penales en su contra, pues se diría “perseguido político”.
Pero está claro que lo importante no es que Jorge Winckler salve el pellejo. Lo único que importa es que su jefe, maestro y guía, Miguel Ángel Yunes Linares, gane tiempo y pueda negociar su propia impunidad.
El exgobernador panista, quien se vanagloria de haber metido a la cárcel a los más connotados políticos de la entidad (Dante Delgado, Gerardo Poo, Porfirio Serrano, Javier Duarte, Mauricio Audirac, Luis Ángel Bravo, Arturo Bermúdez y Gina Domínguez, entre otros) no concibe la idea de terminar sus días en la misma mazmorra a la que envió a sus enemigos políticos.
Por eso la instrucción a su vasallo ha sido contundente: “Aguanta ahí hasta el final, cueste lo que cueste”.
La Constitución Política de Veracruz establece, en su Artículo 78, que el Congreso del Estado, por las dos terceras partes de los votos de la totalidad de sus integrantes, declarará si ha lugar a proceder por la comisión de delitos durante el tiempo de su cargo, en contra de los Diputados, el Gobernador, los secretarios de Despacho, el Contralor, el Fiscal General del Estado, los magistrados, los Presidentes Municipales o de Concejos Municipales y los Síndicos; el Consejero Presidente, los Consejeros Electorales y el Secretarlo Ejecutivo del órgano electoral; el Presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos y los Comisionados del IVAI.
La denuncia contra Jorge Winckler ya fue presentada. La Fiscalía General de la República integra la carpeta de investigación y habrá de solicitar al Congreso de Veracruz la declaración de procedencia.
En esta ocasión la votación será muy diferente a la que se dio cuando intentaron someterlo a juicio político. Ahora los diputados de Morena y sus aliados irán a favor, porque ya no es un tema del gobernador, o del presidente de la Jucopo.
Hoy quien los convoca es el Presidente Andrés Manuel López Obrador.
“Que la Fiscalía General resuelva lo que corresponda y que se investigue… y que no haya impunidad”.
El mensaje fue claro.
¡Ay de aquel que se asuma capaz de pasarse por el “arco del triunfo” una instrucción del Jefe!
Jorge Winckler sabe de qué pie cojea y se anticipa, se amarra el dedo:
“Sé que en los siguientes días utilizarán otras arterias del Gobierno del Estado como Comisión de Víctimas, Comisión Estatal de Derechos Humanos y muchas otras para tratar de denostarnos”.
Todas las “arterias” que sean necesarias, con información contundente sobre su ineficacia y corrupción al frente de la Fiscalía General del Estado.
Muy pronto podría estar compartiendo celda con su jefe.
* * *
Epílogo.
Y como alguien le sugirió a Jorge Winckler que “la mejor defensa es el ataque”, de inmediato echó a andar la maquinaria de la Fiscalía Anticorrupción, que encabeza su maestro Marcos Even Torres Zamudio, para que inicie carpeta de investigación por la compra y arrendamiento de patrullas que realizó la Secretaría de Seguridad Pública. Llama la atención que no haya tenido la misma atingencia con el fraude de las cámaras de video-vigilancia. *** El PRD en Veracruz inició ya su proceso interno para la renovación de su dirigencia estatal. Ya algunos retomaron los cuestionamientos contra quienes impulsaron la alianza con el PAN. Atrás de este proceso se percibe la mano siniestra de quien fuera secretario de Gobierno con Miguel Ángel Yunes Linares, el tuxpeño Rogelio Franco Castán.
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