No son pocas las preocupaciones que surgen de la lectura de las noticias y reflexiones que provoca la situación política por la que atraviesa nuestro país. Andrés Manuel siempre ha gustado de ser un político polémico, confrontador del poder establecido. Por diferencias con los priístas, renunció a su partido original y se unió al movimiento democrático que aglutinó a la mayoría de las izquierdas y a la disidencia del PRI, con lo que más adelante se formó el PRD.
Por diferencias con los perredistas, también al PRD renunció, después de ser dos veces candidato presidencial por ese partido, el cual también presidió a nivel nacional y lo llevó a la jefatura del Distrito Federal, para formar, dirigir y ser el único dirigente de MORENA, con lo que solo tenía seguidores, adherentes.
Desde la oposición perredista y morenista, el tres veces candidato a la presidencia de la república, increpaba con suficientes razones y evidencias, “a los enemigos de la nación”, “a la mafia del poder”, “a los neoliberales”, “a los integrantes del PRIANismo” como los culpables del desastre nacional, señalándolos como los enemigos a vencer, sin que hubiera dudas acerca de dónde se encontraban “los malos de la película”.
La eficacia electoral de sus propuestas de campaña, su tenacidad, y un cada vez más desastroso ejercicio gubernamental y deteriorado panorama social en el país, lo llevó a la presidencia con un bono democrático y una legitimidad fuera de cuestionamientos y de contrapesos para llevar a cabo su regeneración nacional.
Lo que ha ido sorprendiendo de su ejercicio de gobierno es que “los enemigos de la nación”, “los malos de la película”, que siendo candidato señalaba hacia ese grupo con tanta claridad, ahora que es presidente se ha ido convirtiendo en un conjunto social, económico y político mucho más amplio y poco definido.
Conforman este grupo de señalados “los neoliberales y conservadores”, pero no todos; “los fifís” pero solo los que no son sus amigos; “la mafia del poder” que queda después de su gabinete de asesores estratégicos, donde están la mayoría de los personajes antes señalados.
Van cayendo en ese saco de señalamientos y deshonor otros como los científicos, los académicos, los especialistas y hasta los burócratas de carrera, acusados todos de disfrutar de privilegios que él no dio, sin saber la razón por la que se respetan los privilegiados sindicales o presidenciales, por ejemplo, que ofreció perseguir.
Los desencuentros con distintos sectores que incluso apoyaron su candidatura se han incrementado y el saco de los “enemigos de la nación” se va llenando con los calificativos y desprecios del presidente, según como la mañanera vaya requiriendo, según como se necesite distraer al respetable o se avance en decisiones infortunadas, a veces con daños colaterales o indirectos todavía más infortunados.
Sea que los niños se queden sin guarderías o los enfermos sin medicamentos y sin clínicas donde acudir, que los académicos y científicos se queden sin becas o que 40 mil, si, 40 mil burócratas se vayan al desempleo.
Poco a poco va quedando claro que el presidente no comulga con el disenso, venga de donde venga.
Una vez que se le ocurre una idea genial o un proyecto que marcará la transformación todo aquel que no se sume a su voluntad sin chistar es candidato para el saco de los “enemigos de la nación”, por más que lo hayan acompañado en su trayectoria, solo sugieran revisar el planteamiento o muestren alguna preocupación.
Un caso en particular llama la atención aún. La oposición del EZLN al proyecto presidencial del tren maya y en general a AMLO, a quien califican de mentiroso. Han declarado su oposición abierta para que el proyecto obradorista cruce por los bosques y selvas que contempla el trazo conocido, aun cuando el presidente haya pedido permiso a la madre tierra o simulado mediante una de sus “consultas” que “el pueblo” lo autorizó.
¿También serán considerados “enemigos de la nación” los pueblos originarios agrupados en el zapatismo? Otras comunidades rurales e indígenas y organizaciones y expertos ambientalistas también han manifestado su oposición al proyecto en todos los estados afectados por la ruta señalada.
¿Cómo se va a solucionar políticamente este desencuentro, principalmente con el emblemático EZLN y su cauda de cuestionamientos al presidente? Trataremos de abonar en algunas hipótesis en la próxima entrega.
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