MIENTRAS en México, el gobierno de la esperanza, despide diariamente a miles de trabajadores, dejando a las familias completamente desamparadas, el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, anuncia que se ofrecerán o ya se están ofreciendo cuarenta mil empleos para los migrantes que deseen quedarse en nuestro país, como una de las estrategias planteadas para solucionar el problema que se ha generado en la frontera sur de nuestro país, quedando bien, al mismo tiempo, con el gobierno norteamericano que lo está obligando a cumplir ciertos compromisos, después de haberse cancelado la serie de aranceles a la mayoría de productos mexicanos, amenaza que obligó a las autoridades mexicanas a buscar acuerdos bilaterales donde, finalmente, se perdió la batalla, aunque el gobierno mexicano haya festejado un ausente triunfo diplomático con la suspensión por parte de los Estados Unidos, de las intenciones de aplicar fuertes aranceles que ya había previsto, doblegando a un Presidente mexicano, que se respaldaba y sigue respaldándose en los supuestos treinta millones de votos ciudadanos, en la pasada elección del mes de julio del año pasado, creyendo que con este poder podía enfrentarse directamente con el gobierno estadounidense y su Presidente, que como él mismo, no entiende de razones.
El Presidente López Obrador, se ha visto en la necesidad de sacrificar a muchos mexicanos que vivían tranquilamente ganándose su salario para poder subsistir con su familia, en aras de cumplir con ciertos compromisos con el exterior, pues el problema de los migrantes le ha costado miles de millones de pesos a nuestro país, mientras que se abandonan muchos otros proyectos de beneficio social y se gastan recursos importantes en estas misiones, cuando en realidad, México, requiere de mayor número de empleos para poder dar respuesta a las demandas internas. No se niega un vaso de agua a quien tenga sed, pero tampoco se tienen que poner en riesgo la estabilidad económica del país y las necesidades básicas de todo mexicano que lucha diariamente por conseguir el alimento, la medicina, el vestido y muchas otras condiciones de vida, nada más por mantener contento a un hombre que ha estado dispuesto, incluso, a intervenir en la vida interna de nuestro país.
Así las cosas, el Presidente López Obrador, despide a trabajadores mexicanos, a los que quedan en sus puestos, les rebaja su salario en un porcentaje considerable y genera condiciones de mayor inseguridad, tanto por mandar a mucha gente a la calle, como por aceptar que miles de migrantes de diversos países latinoamericanos, e inclusive, de otros continentes que se internen en el territorio mexicano, a través de salvoconductos manejados con tarjetas migratorias que permiten su estancia legal en el país y con derecho a servicios pagados por esta administración, poniendo al mismo tiempo, en serio peligro a la sociedad, pues nadie sabe de qué personas se trate, luego de que se desconoce su verdadero origen y costumbres que chocan, necesariamente, con las nuestras. No hay que dejar al margen las condiciones que imperan en el país, hablando económicamente, que con la estancia de más gente, se agravan y provocan un mayor problema para la satisfacción de las necesidades primarias, que de por si, ya son bastante serias en todo el territorio nacional, debido a la escasez de los empleos y los servicios que demanda permanentemente el pueblo mexicano.
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Existe incongruencia, a todas luces, ofrecer cuarenta mil empleos a los migrantes, mientras que en México, existe desesperación por encontrar una fuente de trabajo que permita vivir con dignidad. Se cuentan por miles, en la actualidad, que ya no tienen trabajo, porque el gobierno mexicano, ha encontrado la fórmula más fácil de resolver las carencias de recursos en la administración, despidiendo a los trabajadores y ahorrando lo más que se pueda para repartirlos mensualmente a multitud de jóvenes que tampoco tienen trabajo, pero que son importante fuente de votos en las próximas elecciones y mantener un gobierno que ha llegado a destrozar las ilusiones de mucha gente que buscaba mejorar sus propias condiciones de vida.
Para muchos que poco a poco se van acostumbrando a esta nueva forma de represión del pueblo mexicano y que están recurriendo a la conformidad, han comenzado por justificar estas acciones y hasta piensan que es mejor otorgar el beneficio de la duda a un gobierno que tan solo en seis meses o más, ha demostrado que su objetivo no es el pueblo, no es la gente buena y sabia, sino su permanencia en el poder. El pueblo sabio solamente se ha utilizado para darle legalidad a las consultas, donde se quiere justificar plenamente la viabilidad de muchas decisiones que se han tomado de la noche a la mañana, sin tener, ni siquiera, el fundamento necesario para ser tomadas en cuenta.
La incongruencia tiene un lugar privilegiado en el gobierno. Son muchas las acciones que han caído bajo este concepto. No se espera rectificación en este tipo de procedimientos y lo peor de todo es que falta mucho camino por recorrer. Que Dios nos agarre confesados.
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FINALMENTE, LA ORIUNDA de San Rafael, aquí en el Estado de Veracruz, Lorena Piñón Rivera, no logró pasar a la siguiente fase dentro del proceso para buscar un nuevo dirigente nacional del Partido Revolucionario Institucional, a través de una elección interna que se llevará cabo el próximo once de agosto.
La veracruzana se metió hasta la cocina dentro del proceso interno priista y estuvo a punto de llegar a ser la candidata reconocida por la comisión nacional de procesos internos del mismo partido, a no ser por una denuncia en la que se le imputó haber participado en el proceso local para una diputación en el Estado de Veracruz, avalada por el Partido de Acción Nacional.
Cierto es que con gran astucia, hay que reconocerlo, llegó a figurar como una de las aspirantes a la dirigencia nacional, cuando ni siquiera el priismo nacional la reconocía, pues para la gran mayoría de priistas, era, prácticamente, una desconocida, aunque ella alegue haber sido parte de la operatividad política dentro del partido, en Veracruz, y haber conseguido algunas otras posiciones dentro de la misma organización política a nivel nacional, pero que, finalmente, no fueron suficientes argumentos para respaldar su aspiración política.
Quizá lo más sobresaliente de su función pública, es haber sido Delegada de la Secretaría de Relaciones Exteriores, en la entidad veracruzana, puesto desde donde sirvió con mucho esmero al ex Gobernador del Estado de Veracruz, Miguel Ángel Yunes Linares, y también, como se sabe, a la mismo ex dirigente nacional del SNTE, Elba Esther Gordillo, en aquella misteriosa visita a sus oficinas en la ciudad de Xalapa, para tramitar su pasaporte.
Pero esto es historia solamente, pues lo más importante es que dentro de su aspiración a la dirigencia nacional del PRI, perdió todo, es decir, la posibilidad de competir y la expulsión de que fue objeto por haber querido engañar a los encargados de dirigir este proceso interno, negando su reciente participación con el PAN, por lo que ya se le castigó severamente sacándola del proceso y del propio partido político al que perteneció.
Seguramente, buscará cobijo en el partido político que la postuló alguna vez para la diputación local en la entidad veracruzana, pues siendo como es, no parará en su intento de sobresalir en la política.
Falta por saber, todavía, quién la impulsó para lanzarse en busca de la dirigencia nacional.
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UNA DE LAS COSAS buenas e importantes que se podrían contar en el futuro, es que ahora, el gobierno de Veracruz, reconociera la deuda institucional que tiene con varios empresarios locales, quienes han luchado desde tiempos de la pasada administración de dos años, para que se les pague y puedan participar en la reactivación de la economía veracruzana.
Por otra parte, el gobierno estatal ganaría confianza, porque de esta manera, estaría demostrando que sabe cumplir con sus compromisos, cuestión que en los últimos tiempos ha sido un tema sumamente delicado, porque si el Estado, no cumple, entonces quién garantizaría a los ciudadanos comunes que sus acuerdos, compromisos y hasta contratos tengan la seriedad y el respaldo de la propia autoridad.
Mucho se ganaría la presente administración si comenzara por pagar a los empresarios veracruzanos, pues de esta manera, no habría mayor inconveniente de los prestadores de servicios para confiar en el mismo gobierno. Si no paga, quién arriesgará sus recursos para poder trabajar en una sana relación con el gobierno.
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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.
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