El Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, haciendo caso omiso a esta realidad del país que gobierna, se ha dedicado a difundir que todo se encuentra bien, es decir, que a pesar de todos los problemas que se están pasando, económicamente vamos bien.
Sin embargo, una cosa es la que dice el Presidente, y otra es la que señala el pueblo bueno, el pueblo sabio.
Los sectores más pobres de México, han aguantado esta situación, porque el gobierno ha emprendido una estrategia político electoral de dar apoyos económicos a la gente a través de los programas sociales. Y decimos que es una estrategia política, porque buenos resultados le dieron al ahora Presidente de la República, cuando fue Jefe del gobierno del Distrito Federal, ya que con programas cargados de dinero, que no era suyo, desde luego, se dedicó a regalar entre la población adulta.
Ahora esos programas los ha extendido a los jóvenes que no trabajan ni estudian, a las clases necesitadas y a muchas personas que ahora se han dedicado a descansar, porque el gobierno les manda mensual o bimensual, una cantidad determinada que les sirve para tener un poco de comida, pues ni siquiera para las necesidades médicas les alcanza, por lo que también se han creado programas que están atiborrando a las instituciones médicas con miles de demandantes de estos servicios, sin alcanzar, como se sabe, los recursos que tienen estas instituciones de seguridad social.
Y dirán los analistas que estos programas están equivocados, pero no, para el gobierno no están equivocados, sino que fueron diseñados para mantener de esta manera a la población y que sean, en cada elección, los que generen los votos suficientes para ganar las posiciones políticas, incluyendo a la misma Presidencia de la República.
Pero fuera de todas estas consideraciones, el país se esta deshaciendo en las manos de los actuales gobernantes, ya que ni vamos bien económicamente ni tampoco hay perspectivas de un crecimiento sostenido, como también lo ha querido hacer saber el mandatario nacional.
Las principales calificadoras financieras han emitido sus opiniones al respecto y aseguran, primero, que el crecimiento del país se ha venido desinflando, porque al principio, se llegó a hablar de un dos por ciento de crecimiento, el cual ya era bajo para nuestros tiempos. Posteriormente, otras encuestas han permitido darse cuenta que dicho crecimiento se bajaba al uno, punto dos por ciento y finalmente, se nos dice ahora, que México, no crecerá más allá de un cero, punto cinco, es decir, casi nada.
Factores como la inseguridad, la falta de inversiones, gastos excesivos en obras con probable inviabilidad, así como la necia idea de fortalecer al monstruo de Petróleos Mexicanos, cancelación de proyectos adelantados y financieramente garantizados, más la construcción de obras que no tienen, en este momento prioridad, han dado al traste con la economía nacional y de paso, como ya hemos comentado, sin ser economistas, incrementar la pobreza en el país, de tal manera, que este problema se volverá insostenible para dentro de pocos años.
Por eso el también incremento de la delincuencia, manifestada en asaltos, robos, secuestros, negocios fuera de la ley y todo un panorama de inquietud y miedo entre la población, están generando condiciones severas para la estabilidad social y para el mismo gobierno que en breve se vería rebasado por todos estos grandes problemas.
No hay que dejar de señalar que el problema de la migración proveniente de países latinoamericanos, han generado, también, gastos que no se tenían previstos y que se tienen que sacar, de alguna manera, de los ingresos del gobierno federal, principalmente, los impuestos, que en estos tiempos deben ser escasos, porque son menos los aportes de los contribuyentes cautivos, principalmente por la reducción de salarios y la falta de empleo.
La pobreza en el país, ya es un fenómeno social de grandes dimensiones que el gobierno federal y las demás esferas del poder, no podrán detener tan fácilmente.
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MUCHO SE HA ESCRITO sobre la posibilidad de que el Partido Revolucionario Institucional, deje de ser oposición para entregarse en los brazos del gobierno en turno dentro del mando nacional y que la próxima renovación de los cuadros en la dirigencia, sean solamente mascaradas para justificar su presencia y hacerle, en pocas palabras, el caldo gordo a quien manda ahora a nivel nacional.
Mucho se ha dicho también, que con esta estrategia, el PRI, desea entrar en una posición cómoda para seguir sobreviviendo y que no desaparezca como tanto se han pronosticado con el paso del tiempo y principalmente por las derrotas que ha sufrido en las más recientes elecciones.
Sin embargo, el PRI, es así. Sus estrategias no se han modificado mucho para superar esta crisis política, pero hay de por medio esfuerzos que pocos pueden detectar para lograr su resurgimiento.
Ya se verá, en breve, qué es lo que sucede a nivel nacional, cuando se hayan cumplido los tiempos y las elecciones internas del próximo once de agosto, indiquen el camino a seguir.
El PRI, así como lo ven, es un monstruo dormido, que no está muerto y que en cualquier momento puede levantarse, de tal manera, que hasta recupere la Presidencia de la República. Ya lo hizo una vez, aunque bajo otras circunstancias, pero no está lejos de repetir la misma historia.
La responsabilidad de llegar a concretar lo que ahora se comenta, habrá de ser de los nuevos dirigentes, tanto estatal como nacional
El PRI, no está muerto y por tanto no se deben celebrar sus funerales antes de que dé el último suspiro.
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Y A PROPOSITO del PRI, aquellos que se fueron desde hace mucho tiempo y los que ya lo hicieron recientemente, podrían arrepentirse.
Algunos de ellos se han ido para crear otros partidos que hasta la fecha no han tenido aceptación de la gente, porque quieren, entre otras cosas, el apoyo de los mismos priistas que los ven ahora, como un grupo de políticos ingratos, más aquellos que se hicieron ricos a costa de esta organización política que cuando vieron que esta barca se hundía, prefirieron abandonarla, porque al fin y al cabo, ya la habían exprimido lo suficiente para su propio beneficio personal.
Los que se han ido recientemente, es porque también ya no le ven futuro al tricolor, sobre todo, par satisfacer sus propios intereses y eso también es ingratitud. Muchos de esos políticos ingratos, hay muchos en Veracruz, que no se pueden contar con los dedos de las manos.
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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.
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