Apenas en mi análisis de este lunes hice alusión a un artículo escrito por el periodista Raymundo Riva Palacio, en el que mencionaba que el expresidente Enrique Peña Nieto había terminado por seguir el consejo de algunos amigos, de que saliera del país y no diera pie a que las actuales autoridades actuaran en su contra.
En esa columna, el periodista Riva Palacio hace referencia a “dos momentos que sirvieron para mostrarle (al expresidente) que la tranquilidad prometida por López Obrador, estaba cambiando”.
El primero de esos momentos, lo narra el periodista así:
“La primera llamada de atención vino días después de la boda de la hija del abogado Juan Collado, uno de sus íntimos amigos, a mediados de mayo, cuando circularon fotografías de la mesa de honor donde se encontraba el cantante español Julio Iglesias, pero sobre todo, lo que motivó gran irritación en Palacio Nacional, quienes los acompañaban: los ministros de la Suprema Corte, Luis María Aguilar, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena y Eduardo Medina Mora, el ex procurador interino Alberto Elías Beltrán, y el líder del sindicato petrolero, Carlos Romero Deschamps. Varios medios identificaron a ese grupo como ‘la élite del poder’. Días después de que apareció la fotografía en la prensa, se giró la orden de aprehensión contra Emilio Lozoya, ex director de Pemex en el gobierno de Peña Nieto. ‘Para que sigan tomándose fotos’, dijo un cercano colaborador de López Obrador, como si esa acción judicial hubiera sido consecuencia de la publicidad del evento”.
Pues bien, cuando la agenda política del país trataba de asimilar la temeraria afirmación de Javier Duarte, de que había sido el propio Enrique Peña Nieto el que le había facilitado el dinero para sobornar a los más altos funcionarios de la hoy extinta PGR, la tarde de este martes se conoció la detención, por parte de elementos de la Fiscalía General de la República (FGR)… del padre de la novia.
La captura del abogado Juan Collado se realizó en el restaurante Morton’s, ubicado en la zona de Polanco, en la Ciudad de México y se le atribuye la presunta comisión del delito de operaciones con recursos de procedencia ilícita.
Juan Collado ha sido abogado, entre otros, de Raúl Salinas de Gortari y del líder nacional de los petroleros, Carlos Romero Deschamps. Además, como lo mencionó el periodista Raymundo Riva Palacio, es un amigo “muy cercano” a Enrique Peña Nieto.
Es ahora que las palabras de Javier Duarte adquieren su verdadera dimensión.
El exgobernador de Veracruz, actualmente preso en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México, aseguró (primero al periodista xalapeño Alejandro Aguirre, y más tarde a Ciro Gómez Leyva y al periódico Reforma) que fue víctima de una extorsión por parte del entonces encargado de la PGR, Alberto Elías Beltrán, y del subprocurador Felipe Muñoz Vázquez, quienes le habrían amenazado con afectar la integridad de su familia si no accedía al trato que le proponían.
Duarte de Ochoa narró que para poder cumplir con la exigencia de los funcionarios de la PGR recibió el apoyo del propio Presidente Enrique Peña Nieto, y que fue su hermano, Cécil Duarte, quien recibió el dinero.
“Yo después le escribí una carta al presidente y le dije: ‘presidente, con todo respeto, es algo verdaderamente bizarro, es algo fuera de la realidad lo que estoy viviendo: usted me apoya con algo y eso es lo que estoy pagándole, lo que me están pidiendo sus propios subalternos’”.
El exgobernador de Veracruz hizo pública este martes una carta que le habría enviado al actual titular de la FGR, Alejandro Gertz Manero, para ofrecerle información que involucra a exfuncionarios del gobierno federal “que pudiera considerarse privilegiada y que, de ser el caso, podría ser de utilidad para diversas investigaciones que se encuentra realizando la Fiscalía”.
De pronto la abrupta irrupción de Javier Duarte en los medios de comunicación ya no suena como el grito de alguien desesperado por su prolongado encierro.
Las piezas están encajando como en una maquinaria de relojería.
Tic, tac… tic, tac…
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Epílogo.
El Pleno de la Legislatura local aprobó emitir un exhorto al gobierno federal, por conducto de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) y de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), para que “realice las acciones que correspondan para evitar el represamiento de las aguas que se desborden de los ríos Nautla y Chapachapa y de los arroyos Colorado y La Bacinica, con motivo de la construcción de la autopista Cardel-Poza Rica”. *** Como ya se había advertido en este mismo espacio, los trazos caprichosos de esa vía de comunicación ponen en riesgo la vida y el patrimonio de los habitantes de la comunidad Felipe Carrillo Puerto, del municipio de Martínez de la Torre. *** En su momento la Secretaría de Protección Civil del Estado emitió un dictamen en el que estableció la urgencia de aplicar medidas preventivas y de mitigación de riesgos, para la localidad de Felipe Carrillo Puerto, “debido a que es una zona susceptible a inundaciones, ante avenidas extraordinarias que han provocado el desbordamiento del río Nautla”. Es momento de poner un alto a las arbitrariedades de la empresa Mota-Engil.
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