Un camino de terracería para un solo auto. La cita era en el Yepas de Colinas de Santa Fe, cuando arribé al punto, la camioneta del Colectivo Solecito estaba partiendo hacia donde se iba a llevar a cabo la misa. Intenté seguirlos, pero un policía que se encontraba en la entrada al camino –donde se encontraba una pesada reja abierta- me detuvo para solicitar mis datos. Ingresé y jamás logré alcanzar a la camioneta.
El camino es impresionantemente desolado. Intenté imaginar la forma de cómo ingresaban los delincuentes en camionetas con los cuerpos de las personas que raptaban y asesinaban para depositarlos en la gran fosa clandestina; esa que fue ubicada por el Colectivo Solecito derivado de una denuncia anónima. Me imagino que quienes vivían en el fraccionamiento, podían percatarse de la movilización de los malhechores y vivir con el horror en sus cuerpos y temiendo por su familia. Debe de ser difícil. Debe de ser horrendo vivir con la incertidumbre. Dudo mucho que nadie se hubiera dado cuenta de cómo los integrantes de la delincuencia organizada entraban y salían del camino con la impunidad que le permite el estado.
Proseguí en la nada. Vegetación de ambos lados, se me hizo eterna la llegada. Dos kilómetros, me dijeron que serían para llegar. Siga el camino. Dos kilómetros desde el centro de conveniencia Yepas hasta la fosa. Un terreno grande, un terreno tan grande, que entendí la tardanza del Colectivo Solecito de buscar tramo por tramo en ese inmenso lugar. Solas y solos, sin la ayuda de la Fiscalía General del Estado de Veracruz a cargo de Jorge Winckler Ortiz y del no menos inútil, Luis Eduardo Coronel Gamboa. Instancia que en vez de ayudar, siempre buscó la forma de obstaculizarlas. Instancia que hasta el día de hoy sigue nadando de muertito.
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Era la primera vez que yo pisaba el lugar. Por lo tanto, no pude dejar de impresionarme. A mitad del gran terreno lucía una carpa con sillas donde el padre Víctor Díaz Mendoza oficiaría la última misa en el lugar. En el lugar, se encontraban los integrantes del Colectivo Solecito, autoridades estatales y federales e integrantes de los diferentes medios de comunicación. A más al fondo, otra pequeña carpa donde yacían las herramientas que Solecito utilizó para la búsqueda de cuerpos en el lugar. Palas, cubetas, azadones, cavadores y a su alrededor, extrañamente a su alrededor y dentro de la carpa, revoloteaban un grupo numeroso de mariposas. Daba la sensación de que se estaban despidiendo también del lugar.
En la parte derecha del terreno, estaban un gran número de cruces, en donde se leía el número de fosa localizada y que exponía que era ahí concluida la búsqueda. Lucía como un cementerio improvisado, en donde al parecer ya no habían restos humanos. La misa, fue emotiva. En la cara de los integrantes del Colectivo Solecito, se puede ver reflejada la tristeza y el dolor, pero saben que no pueden detenerse. En su camiseta, a la altura de su pecho, luce la fotografía de su hijo, esposo e hija. Su rostro muestra que ellas y ellos, viven muriendo poco a poco por la incertidumbre de no saber dónde están, de no saber en dónde al menos llorarles. Pero están conscientes que deben de proseguir incansables en la búsqueda de sus familiares. Entristece, y también duele. Solo quienes no tengan sentimientos y de corazón duro, puede pasar inadvertido el sufrimiento que han tenido que soportar éstas personas. Guerreras e incansables.
Nadie podrá olvidar que en la administración de Javier Duarte de Ochoa fue la más nefasta y despiadada. Tampoco que fue Fidel Herrera Beltrán quien le abrió la puerta a la delincuencia y son ellos los causantes de que nuestro estado se encuentre sometido actualmente en la inmundicia. No existe ley que los juzgue. Por ello, no deberá de impresionarnos que más temprano que tarde, el ex gobernador de Veracruz, el hijo ‘putativo’ de la Nauyaca, quede libre. Las leyes se diseñaron para proteger a los delincuentes y a los políticos corruptos. La impunidad, es la que acaba con las instituciones procuradoras de justicia. Son una falacia.
Tampoco podrán olvidar que en la época de Miguel Ángel Yunes Linares, más madres se sumaron a los diversos colectivos y hoy, actualmente, las desapariciones se siguen presentando a pasos agigantados y no hay gobierno que realmente detengan a la delincuencia organizada. Niños y niñas que son robados, adolescentes, jovencitas y jovencitos, amas de casa, estudiantes, hombres y mujeres, son plagiados diariamente; mientras tanto la federación y estado, siguen echándole la culpa a las administraciones anteriores. Mientras tanto la federación y el estado, también ‘nada de muertito’ justificándose diciendo que apenas tienen seis meses en el poder. Nadie hace nada. Hay una ingobernabilidad espeluznante. Los poderosos llenos de guaruras, mientras que los ciudadanos, solo protegidos con el manto redentor de su santo preferido.
Actualmente se echan la bola entre el gobierno estatal y la FGE. Su única meta es meterse el pie. Pero quienes pierden en sus insensatas estrategias, es el pueblo. Ese mismo, que pide a gritos tener un gobierno digno y realmente leal con la sociedad. No hay moralidad ni ética.
Los políticos no tan sólo roban dinero. También roban la tranquilidad de sus gobernados. ¿Habrá alguna forma de evolucionar, gestionar y vigilar las leyes emanadas de nuestra Constitución Política sin utilizar a los hombres mediocres, ambiciosos y de mala entraña que autonombran como políticos? Ningún partido, al menos en estado de Veracruz, ha logrado realmente de gobernar dignamente. Todos se vuelven sordos y ciegos al llegar al poder. Robar y corromperse, al parecer se vuelve en su dialéctica.
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