Muertes, feminicidios, ajustes de cuentas, secuestros son el común denominador en una ecuación que simplemente parece imposible de resolver.
La ciudadanía en su conjunto comienza a expresar su preocupación, ante la incapacidad comprobada de quienes fungen como Gobierno.
La soberbia, la falta de humildad, el desconocimiento de la cosa pública, así como la falta total de oficio político, han catapultado lo que fuera un proyecto ganador, en la peor de las administraciones recientes.
Este miércoles en un acto por demás innecesario el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador fue literalmente timado y exhibido.
La causa, confiar vehementemente en una horda de sujetos, que, en todo momento, han abusado de la confianza y buena voluntad del titular del Ejecutivo.
Es así como en Veracruz, la mayoría de los actores sociales, económicos y políticos hacen un llamado de urgencia a esta sociedad nuestra para que despierte del letargo producido por el llamado de cambio.
Por donde le busquemos, el resultado es negativo para la 4T.
La tremenda exhibida que propiciaron al presidente López Obrador habría sido en otro momento, la causa suficiente para la remoción inmediata de tres o cuatro funcionarios.
Incluso para la separación de algún gobernador.
El presidente López Obrador se formó bajo el amparo de un priismo totalitario, donde nada, ni nadie se podía salir del huacal.
La Cuarta Transformación vino a echar por tierra todos esos modelos.
Por desgracia el poder trastorna, cambia y convierte a los funcionarios en personajes de otra dimensión –eso en sus cabezas- que los hace pensar que son merecedores de estar ahí por designio divino.
Un mandato que les otorgó la sociedad que votó por un proyecto que representaba una oferta expresada en un solo hombre, Andrés Manuel López Obrador.
El problema es que esto no es así.
En la realidad, el ejercicio de poder, ese que desgasta por la misma práctica de gobierno, se ha logrado multiplicar a la enésima potencia, ante la ineptitud, la mentira y el engaño.
La falta de probidad tanto en el discurso, como en el actuar, por parte del gobernador Cuitláhuac García Jiménez y sus secretarios lo colocan ya en la antesala de la deshonra y la desconfianza del presidente.
El timo montado para que López Obrador quedara en vergüenza nacional e internacional al culpar por enésima ocasión al Fiscal General de Veracruz es por sí mismo, motivo suficiente para atreverse a mandar un mensaje claro y contundente.
Urge que en Veracruz las autoridades federales obliguen al titular del Gobierno Estatal a salir de su encargo ante la ineficiencia, ineficacia mostrada, a abrir de inmediato una investigación sobre los funcionarios estatales que por complicidad o compadrazgo continúan intentando engañar a la opinión pública que los observa ya con recelo y desconfianza.
La credibilidad institucional que un Gobierno debe cuidar está totalmente liquidada.
Al momento en Veracruz nadie confía en su autoridad, por simplemente intentar aplicar la máxima hitleriana de Joseph Goebbels, “Más vale una mentira que no pueda ser desmentida que una verdad inverosímil” sólo que aquí, las mentiras se las descubrieron y la verdad inverosímil resultó ser tan atroz que hoy somos nuevamente nota mundial.
Al tiempo.
astrolabiopoliticomx@gmail.com
Twitter: @LuisBaqueiro_mx |