A lo largo de cuatro décadas de ejercicio periodístico, la experiencia me ha enseñado que cada gobernador impone un estilo para gobernar, que en gran medida es reflejo de su carácter, de su disciplina en el trabajo, y su visión de lo que es el ejercicio del poder.
Para cuando cada uno de ellos llegó a la gubernatura, muchos de los comunicadores (especialmente los más veteranos) ya sabían cuáles eran “sus modos”.
Los hubo severos, como Agustín Acosta Lagunes o Miguel Ángel Yunes; desparpajados, como Rafael Hernández Ochoa; respetuosos en extremo, como don Fernando Gutiérrez Barrios o Miguel Alemán Velasco; evasivos, como Patricio Chirinos; dicharacheros y populistas, como Fidel Herrera, o dinámicos e irascibles, como Dante Delgado o Javier Duarte.
A todos ellos se les conocía antes, incluso, de asumir el cargo de gobernador, por su trayectoria política.
No es el caso de Cuitláhuac García. Su irrupción en la vida pública es muy reciente y su ascenso tan vertiginoso, que incluso quienes lo conocieron en sus inicios, admiten que hoy es otra persona, son otros “sus modos”, lo que atribuyen a las dimensiones de su actual responsabilidad.
Desde que superó la primera mitad de su primer año como gobernador, a Cuitláhuac García le han tratado de sonsacar información sobre eventuales movimientos en su equipo de trabajo. En todos los casos, su respuesta fue la misma. No habrá cambios.
“No, no habrá ningún cambio de gabinete. Esa pregunta ha sido muy reiterada y reitero la respuesta: no hay cambios, nos basamos en resultados. Los resultados no se miden en un día, una política de seguridad no puede ser de un día, es un período de tiempo, un mes, el año… Yo lo he dicho claramente. ¿Se acuerdan de aquel que ‘a los seis meses’? Pues no cumplió”, respondió en alguna ocasión el actual gobernador, cuando –de alguna forma- los medios pretendían “empujar” al aún secretario de Seguridad Pública, Hugo Gutiérrez, para que fuera “el primer gran descalabro” de este gobierno.
Dijo muchas veces Cuitláhuac García que no habría cambios… Y sin embargo los ha habido.
La salida del secretario de Desarrollo Económico y Portuario (Sedecop), Ernesto Pérez Astorga fue “natural”, luego de que el Presidente López Obrador invitara al senador Ricardo Ahued, para que se hiciera cargo de la Dirección de Aduanas. Pérez Astorga era su suplente y idió licencia para ocupar su curul en la Cámara Alta.
Se habló mucho de la “inminente” renuncia del subsecretario de Egresos de la Secretaría de Finanzas, Pabel Pazos Rincón, pero hasta la fecha sigue en el cargo, lo mismo que Eleazar Guerrero Pérez, luego de que se exhibiera el caso de nepotismo con su primo, el gobernador.
De la renuncia que también se habló mucho fue de la de Leslie Garibo Puga, titular de la Contraloría General.
Se le cuestionaba su nula experiencia en materia de fiscalización, pero además, que no hubiera encontrado, en principio, elementos sólidos para exhibir el latrocinio cometido por Miguel Ángel Yunes Linares durante su bienio.
En febrero del presente año salió a la luz la supuesta captura de pantalla de un mensaje enviado por esta funcionaria a su jefe, el gobernador:
- Hola gobernador muy buenas tardes!!!... Lo he estado buscando y pidiendo audiencia con usted para ver el tema que me solicitó. Sólo estoy esperando tener la audiencia con usted para que me dé la línea a seguir. ¿Quiere usted poner a alguien, o lo busca una servidora? Para poder hacer la entrega-recepción conforme a derecho. - Y lamento mucho el malentendido y le reitero que en ningún momento ha sido mi intención actual de mala fé.
Y tampoco sucedió nada. Acaso en los días posteriores a ese episodio, la propia contralora salió a mostrar lo único que hasta ese momento había encontrado.
Aseguró que la administración de Yunes Linares archivó las carpetas de procesos administrativos en contra de ex funcionarios duartistas:
“Dejaron expedientes, la pasada administración no quiso actuar, la Contraloría en los primeros días de nuestro periodo ya tenemos 16 inhabilitaciones y 46 amonestaciones y ya se está actuando (…) En la Contraloría los tenían guardados y por eso pudimos actuar con estas inhabilitaciones y amonestaciones”.
También se dieron movimientos en su equipo de trabajo. Mercedes Santoyo Domínguez pasó del Comité de Participación Ciudadana del Sistema Estatal Anticorrupción a la Dirección de Fiscalización Interna en sustitución de Elisa Álvarez Nieves; Rafael Rigoberto Galindo Silva, hermano de la diputada local de Morena por Xalapa, Rosalinda Galindo, llegó a la Direccción de Fiscalización de Fondos Federales, en lugar de Jesús Sánchez Carballo, Miguel Ángel Vega García, quien fuera titular del Órgano Interno de Control (OIC) de Sedesol y Sedatu, al lado de Rosario Robles, llegó a ocupar la Dirección de Transparencia, Anticorrupción y Función Pública, que tenía Nicolás Lorenzo Hernández.
La tormenta había pasado.
Pero esta es temporada de tormentas. Pasó aquella, pero llegó otra. Y fue, una vez más, una filtración.
De pronto en redes sociales empezó a circular un documento en el que se detallaban los gastos que se habrían de realizar ára la celebración del Grito de Independencia y el desfile del día siguiente. Llamó la atención, porque mostraba un gasto desproporcionado (más de seis millones de pesos) para la contratación del conjunto musical “La Adictiva”.
La mañana del viernes 13 de septiembre, Leslie Garibo subió a su cuenta de Facebook su visita a la fortaleza de san Carlos, en Perote, donde acompañaba al gobernador para conmemorar a los Niños Héroes. Horas depués, del Twitter de Cuitláhuac García se anunciaba:
“En el uso de mis atribuciones he nombrado a Mercedes Santoyo Domínguez al frente de la Contraloría General del Estado de #Veracruz. Agradezco a Lic. Leslie Garibo Puga su entrega y profesionalismo”.
La propia Leslie confirmaba más tarde, en Facebook, su salida:
“… el objeto de hacerles de su conocimiento la decisión unilateral y personal que he tomado el día de hoy, respecto a la separación del cargo que había venido desempeñando al interior de la Administración Pública Estatal (...) durante el ejercicio de mi cargo, todas las acciones que efectué fueron apegadas al marco legal aplicable, y principalmente a los principios éticos (…) de no mentir, no robar y no traicionar al pueblo”.
Mercedes Santoyo Domínguez es ingeniero en Bioquímica, Administradora en Procesado de Alimentos, egresada del Tec de Monterrey. Formó parte del Comité de Participación Ciudadana del Sistema Estatal Anticorrupción. Durante la administración de Miguel Ángel Yunes Linares fue titular de la Unidad de Género del Instituto de Pensiones del Estado (IPE).
Quienes la conocen hablan muy bien de su seriedad y profesionalismo. Sin embargo, su tarea no será sencilla. La mayoría de los miembros del gabinete carecen de experiencia en las áreas que les asignaron, lo que está provocando severos problemas de carácter administrativo.
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Epílogo:
El cerco se cierra de forma lenta, pero inexorable. Jorge Winckler sigue fuera de la Fiscalía General del Estado (FGE), existe ya orden de aprehensión en su contra (que no ha sido ejecutada por la suspensión que le fue otorgada, pero que habrá concluir en los próximos días). Sus más cercanos colaboradores ya fueron removidos y se dieron a la fuga. *** Uno a uno, los naipes de ese castillo se van desplomando. Este mismo año habrá de caer el As, esa carta que está en la cima.
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