Línea Caliente.
Edgar Hernández.
 

Otras entradas
2019-10-15 / Cuitláhuac y Atanasio, traiciones y venganzas
2019-10-14 / Yunes Linares, listas las carpetas ¡Será enchiquerado!
2019-10-11 / Hipólito, entre los 10 peores
2019-10-10 / Cuitláhuac vive en la luna
2019-10-09 / Edith Berlín… un suspiro veracruzano
2019-10-08 / Tráfico ilegal de ganado por la frontera sur, negocio de narcopolíticos, J.C. Molina
2019-10-02 / Jacobo Domínguez, un veracruzano de excepción
2019-09-30 / Polo Villalobos, chantaje y manipuleo en contra del IMSS
2019-09-27 / Carlos Darío Arcos, una leyenda musical
2019-09-27 / En Veracruz, la desaparición de poderes, misión imposible
 
.
¡Morena se desmorona!
2019-10-17

¡Símplemente no saben gobernar!


La historia se repite.


Luego del parto de los montes tras el arribo al poder de Morena, a la par de la decepción llamada Cuitláhuac García, las condiciones están dadas para el regreso al poder –nos guste o no- del PRI-PAN.


Es más, hay quien asegura, en base a tendencias políticas, sondeos demoscópicos y el propio malestar ciudadano, que si las elecciones fueran hoy, la Cuarta Transformación sería inevitablemente derrotada.


Y no hubo que esperar tanto. 


A la vuelta de unos meses se sucedió la debacle particularmente en el segundo enclave más importante para Andrés Manuel López Obrador, Veracruz.


El acrecentamiento del nepotismo, las corruptelas desde el arranque, la indolencia ante los agudos problemas de salud pública, la inseguridad, el deterioro ambiental, la novatez en la toma de decisiones y el repetidamente echar la culpa al pasado de todos los males como medida justificadora, han gestado un sensible ambiente de malestar social.


Y como todo cuenta en materia de gobernabilidad, esa singular personalidad del gobernante, su aspecto, sus moditos, la forma y estilo  han caído como bomba ante el imaginario colectivo.


Hoy, lo sustantivo está en cómo y de qué forma el desánimo social podría cambiar en las urnas. 


Las diputaciones locales y federales, al igual que las municipales a sucederse el 2021, serán la prueba de fuego de una eventual debacle morena.


Y para el 2024 con la renovación presidencial y la gubernamental en nuestra entidad, existen serias dudas sobre la preservación del poder en manos de Morena.


A ello se debe la inusitada actividad proselitista desatada de manera sustantiva por todos los rincones de Veracruz de parte de los partidos opositores, primordialmente el PRI, que en el día a día se empeña por limpiar su rostro, poner a los traidores y corruptos en su lugar e ir al rescate de su promedio electoral que oscila entre los 800 mil y 1.2 millones de votantes.


Y es que las cifras no mienten.


El voto duro del tricolor se estima no menor a los 800 mil veracruzanos que siguen creyendo en el PRI y están dispuestos a trabajar para su regreso al poder ya remasterizado y llevando como cabeza de playa a Marlon Ramírez Marín.


En otro sentido, el caso del PAN es todo un tema. 


Con una votación, la de julio del año pasado, que rebasó el 1.4 millones de votos el nuevo PAN se desentiende de Miguel Angel Yunes Linares y va al reencuentro de sus viejos aliados.


Busca aliarse con el PRI, pero también con el PRD, un partido sin fuerza y más para la basura, pero que sirve para la engorda electoral. Guiña además con los partidos menores, los ratoneros, como el de Dante Delgado, Movimiento Ciudadano, el instituto político “Podemos” en espera de su registro y otro como el PT, sin registro, pero con ganas de regresar por sus fueros.


El dirigente panista en el estado Joaquín Guzmán, alias el “Chapo”… o el “Chapito”, anda con ganas de coaligarse con el PRI a sabiendas que en la sumatoria podrían alcanzar para el 2024, 2.6 millones de votos promedio con lo cual rebasaría con mucho a Morena que con Cuitláhuac y gracias al efecto Peje, se llevó 1.6 millones de votos en julio del año pasado.


Las cuentas son claras y la intención partidista es moverse para que en las intermedias preserven y superen lo ganado en los municipios, es decir, el 80 por ciento de las alcaldías.


Y a hechos.


Cuitláhuac con Hipólito son los mejores exponentes del fracaso. A ellos, dice la oposición, hay que apostarles. 


Dejarlos seguir como van. Así, solitos, para que cuando no caigan resbalen. Para que continúen sin saber cómo se echa andar la maquinaria del poder. Para que aprendan, a largo plazo, como se gobierna. Para que terminen su aprendizaje justo cuando se tengan que ir.


Hoy en los partidos políticos opositores se percibe el ánimo. Algo está pasando en Veracruz. Se está cerniendo el cambio matalascallado con el apoyo de 8 de cada 10 veracruzanos que están desilusionados de los resultados de tan mal gobierno.


Habrá que esperar, sin embargo, a que el equipo de respuesta rápida de los morenos actúe antes de que se demasiado tarde y ya no puedan recuperar la tercera reserva electoral del país, la que le dio 2 millones de votos al Peje en estas tierras.


Ya por lo pronto a lo lejos –al menos en la ribera jarocha- se observa el otoño del patriarca.


Tiempo al tiempo.


*Premio Nacional de Periodismo

 
Regresar a la Página Principal
Aviso de Privacidad
 
Comentarios
 
En Política al Día nos interesa tu comentario, es por eso que creamos este espacio para tí. Aquellos mensajes que contengan un contenido vulgar, difamatorio u ofensivo, serán eliminados por el administrador del sitio. Leer normas y políticas