Un país mágico o de terror; quizás ambas cosas. Pero el hecho es que estamos estancados, ni pa’ tras ni p’a delante; al menos –sin necesidad de recurrir a encuestas-, esa es la percepción de los mexicanos, no sé si de la mayoría o la minoría o de un puñado que aún creemos y amamos a México. A dicha percepción se agregan, desde luego, otras muchas más, de las cuales ustedes lo ven, lo sienten… ¿Qué madres está pasando?
Confucio decía que el silencio es el único amigo que jamás traiciona. Pero no podemos quedarnos callados, aunque digan que muchas veces me he arrepentido de haber hablado, de haber callado, nunca. O el que calla otorga. Miguel de Unamuno expresó que a veces, el silencio es la peor mentira. Y de mentiras venimos bailando o nos bailan. Somos hipócritas y miedosos. ¿Quién tira la primera piedra?
Por mi parte, estoy dispuesto a poner mi mejor parte, lo que me corresponda para mejorar a nuestro país, sin distinción alguna. Ah, pero eso sí, no estoy dispuesto a poner las dos mejillas para las cachetadas de la vida, menos de la muerte y mucho menos de las pendejadas venidas del “próximo”, sean terrenales o divinas.
En entrevista, el cantante Oscar Chávez señaló que “muchas cosas que son vigentes lo son porque los problemas aún siguen. Si la situación está del carajo es porque está del carajo”. Cuando se le preguntó de quién es la culpa, contestó que “en gran parte es de los dirigentes de nuestro país, pero también de ciudadanos, todos tenemos responsabilidad”. Luego, a la pregunta: “¿Fuma cuando se pone a componer canciones?” Respondió: “No, para hacer canciones hay que trabajar y no esperar a que te agarren a cachetadas las musas”. (milenio.com,06/11/19). Algo parecido ocurre, tenemos que trabajar, crear, imaginar, compartir, unirnos, antes que esperar a que las soluciones nos caigan del cielo, o nos agarren a cachetadas.
En principio del final o al final del principio –¿quién lo sabe?-, resulta que otra vez el dolor, las disculpas, las lamentaciones, el perdón (“…perdónalos, Señor, no saben lo que hacen…”). La culpa se reparte y comparte (mea culpa), a veces; pero no las responsabilidades, los compromisos. La conciencia es otra cosa; incluso, tiene precio, no valor.
La escritora Isabel Allende expresó hace unos días, a propósito del Premio Internacional Barcino de Novela Histórica que le concedió el Ayuntamiento de Barcelona, que vivimos tiempos de oscuridad, y criticó el racismo, la violencia y la pobreza, que obligan actualmente a la gente a dejarlo todo para salvar sus vidas. Y agregó: “La historia se repite, a menos que seamos capaces de detener el curso de la maldad”. (elpais.com, 05/11/19).
De eso se trata, de ser capaces de vivir. El poeta Javier Sicilia, fundador del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, dirigió una carta Julián LeBarón; les comparto un párrafo:
“La espantosa masacre que la comunidad de los LeBarón acaba de sufrir, me hace preguntarme, ¿si no es tiempo de que el pueblo de México –del que tanto habla ahora el actual Presidente—vuelva a congregarse para sentar al poder, no a exigirle, sino a obligarlo a realizar una verdadera política de verdad, justicia y paz, por la que tú y tantos otros hemos luchado sin descanso, una política con la que Andrés Manuel se comprometió, que a lo largo de un año de mandato traicionó y que se mide con centenas de miles de muertos, desaparecidos, de las que las mujeres y los niños asesinados de tu comunidad son la nueva punta del iceberg? ¿O a qué nivel de espanto y de horror tenemos que descender para que este país, este pueblo vuelva a reaccionar?”
Luego escribe: “No lo sé. En todo caso, mientras te abrazo dolorosamente, no dejo de preguntarme, de preguntarte y de preguntarle a todos si, después de tanto dolor, después de tantos niños, mujeres, hombres y ancianos asesinados y desaparecidos; si después de tanta rabia acumulada, después de tanto decir “¡Ya basta!”, de tanto exigir “No más sangre”, de tanto “Estar hasta la madres”, si no es ya tiempo de poner un verdadero alto a tanto dolor, a tanta muerte, a tanta humillación, a tanta mentira; si no es ya tiempo de que en el sufrimiento palpite de nuevo el corazón y la tierra pueda florecer; tiempo de que sea tiempo”. (sinembargo.mx, 05/11/19).
Aún tenemos tiempo.
Los días y los temas
Celebro y mi reconocimiento a la LXV Legislatura del Congreso de Veracruz por la aprobación de las reformas a Ley para la Igualdad entre Mujeres y Hombres para el Estado, que garantiza la igualdad salarial entre mujeres y hombres en el desempeño de trabajos iguales dentro de la Administración Pública Estatal y Municipal, en los Poderes Legislativo y Judicial, Organismos Autónomos y ámbitos social y privado.
Se establece, entre otros aspectos, que “las autoridades y organismos públicos deberán diseñar políticas y programas de desarrollo y de reducción de la pobreza para lograr la igualdad, establecer estímulos y certificados de igualdad que se concederán anualmente a las empresas que apliquen políticas y prácticas en la materia”. Bien. Aplíquese la ley.
Aprobaron también, en sesión del pasado 5 de noviembre, reformas al Código Electoral para el Estado, para determinar que la violencia política en razón de género ya es causal para declarar nula una elección de Gobernador, de diputados locales de mayoría relativa en un distrito electoral o de un ayuntamiento en un municipio.
Al respecto, la diputada Mónica Robles Barajas, expresó que “no puede haber democracia exitosa si no es igualitaria, incluyente, efectivamente representativa, legal, legítima y respetuosa de las voces y anhelos de las mayorías y las minorías, que deben ser consideradas y atendidas en sus reclamos y propuestas. La democracia que nos conduce al progreso, al bienestar, al crecimiento y al robustecimiento del Estado de Derecho, debe comentarse en la inclusión y participación de las mujeres, quienes, en plenitud de su ciudadanía, tiene que ejercer sus derechos humanos sin pretextos ni condiciones”.
Enfatizó en tribuna: “Hablar de violencia política contra las mujeres es hacer referencia a conductas que tienen la intención de menoscabar el ejercicio de los derechos de las mujeres a una vida libre de violencia y el derecho de participar en los asuntos políticos y que pueden llevarles a la muerte. Este tipo de violencia constituye una forma cobarde de truncar, mediante prácticas discriminatorias absolutamente reprobables y condenables, las legítimas aspiraciones de servir a la sociedad a través de un cargo de elección popular”. Muy bien. Otro paso más a la igualdad, aun en las diferencias. Aplíquese la ley.
De cinismo y anexas
En la actualidad, sobre todo en boca de nuestras autoridades, ya todo es “prioridad” –¿podría ser de otra manera?-, y el mundo sigue igual. Estoy con Olga Tokarczuk, Premio Nobel de Literatura 2018, cuando uno de los personajes de su libro Sobre los huesos de los muertos, del cual en otra entrega me referiré, dice: “Considero que la palabra “prioridad” es tan horrible como la palabra “interfecto” o “concubina…”
Ahí se ven.