Y lo más curioso es que por cada “cortinazo” del hampa que se da, hay riesgo de que se baje otra cortina y cierre un negocio.
A lo mejor por eso, el año pasado, cuando el Gobierno del Estado manejó que de acuerdo a sus cifras, la incidencia delictiva había bajado, muchos lo consideraron una “cortina de humo”... pero las cifras difícilmente pueden contrarrestar esto: la percepción social que multiplica un hecho delictivo. Me explico:
Supongamos (que conste, es un “Supositorio”) que Seguridad Pública desmantela una peligrosa banda de “cortineros”. El lugar común (“desmantela peligrosa banda”), ya saben, es para darle caché a la acción de la SSP; pero si otro empresario es víctima de otra banda cortinera, no importa la acción policiaca porque el hecho negativo repercute más en el entorno social… recuerden que “repercutir” viene de “percudido” y eso incomoda a cualquiera… ¡no es cierto! No es cierto lo de “repercutir” y “percudido” pero sí lo es el hecho de que no importa cuántas acciones positivas haga Seguridad Pública, siempre pesará más “el cortinazo” de los delincuentes.
Y sí, las medidas de seguridad en el empresariado van en aumento, desde cámaras de video, cerrojos de alta seguridad, perros de vigilancia (dixit Bermúdez), pero está claro que la delincuencia en Coatzacoalcos aplica la de Los Tigres del Norte y les vale madres la inversión que se haga en las cortinas:
“Han de pensar que estando encerrada /
Vas a dejar pronto de quererme /
Pero la puerta ni cien candados /
Van a poder a mí detenerme…”
Ni Hugo Maldonado…
Mejor levanto lentamente la cortina de la recámara y atisbo, esperando verme del otro lado y saludarme, en un universo paralelo donde el único pedo que haya en la vida, es que mi vecino tenga la misma cortina que nosotros…
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