Por otra parte, no hay una elección federal a la vista que permitiera explicar el retraso en la legislación. Este es un cálculo que siempre se toma en cuenta. Los tiempos políticos son adecuados si Morena no quiere perder votos, lo cual también es un decir, porque la derecha sigue trabajando para desacreditar a la administración lopezobradorista. Entonces, ¿por qué no afianzar la confianza de sus bases, entre las que se encuentran las mujeres que exigen sus derechos plenos?
Incluso se ha dejado en la congeladora una iniciativa presentada a fines de 2018 por el diputado Porfirio Muñoz Ledo para modificar el artículo 4º constitucional para garantizar el derecho a decidir sobre tener hijos o no hacerlo y garantizar asimismo la autonomía reproductiva, modificación que sería un preámbulo a legalizar en todo el país la interrupción del embarazo.
En lugar de eso, el senador Martí Batres lanzó la iniciativa de modificar el nombre de la Ley General de Acceso a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia por el de “Ley Abril” en referencia al asesinato de Abril Pérez Sagaón, quien se presume fue asesinada por su ex esposo.
Un grupo de defensoras de los derechos de las mujeres rechazaron esta iniciativa, a través de la plataforma change.org, debido a que si bien es lamentable la muerte de Abril Pérez Sagaón, ese cambio de nombre significaría poner un velo al enorme trabajo que llevó a hacer realidad esta ley.
Agregaría que además de invisibilizar el trabajo de especialistas y defensoras de los derechos de las mujeres, se trata de una propuesta clasista. El caso de Abril Pérez Sagaón llegó a los medios porque el ex marido fue alto ex funcionario de Amazon. El proceso sigue abierto, Juan Carlos García, el ex esposo se fue a Estados Unidos y niega estar relacionado con el homicidio aunque hay orden de aprehensión contra él.
El perfil de la víctima y del presunto responsable hizo que el caso tuviera una gran cobertura mediática, pero colocar el nombre de Abril Pérez es olvidar a las miles de mujeres que han sido asesinadas, a veces en circunstancias terribles y de quienes no sabemos siquiera el nombre porque la cantidad de muertes y la pobreza sepultan sus casos, si bien les va, en la estadística negra de feminicidios o simplemente en el olvido y desconocimiento del feminicidio del que fueron víctimas.
Algo similar ocurre con los “días naranjas”. Si bien el simbolismo contribuye a crear conciencia sobre el tema de la violencia hacia las mujeres, no reemplaza las acciones reales para enfrentar con una ley o una reglamentación en la mano las desigualdades y violencia que en las oficinas, las calles o las casas padecen diariamente las mujeres. Muchos funcionarios, sin embargo, sienten que cubren el expediente sólo con promover el color naranja los días 25, aunque sean los mismos que actúen con desigualdad hacia las mujeres.
Esperamos acciones legislativas relevantes y que las acciones light sólo sean la nota de color, lo contrario ya no engaña a nadie.
ramirezmorales.pilar@gmail.com
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