Hasta el momento, el monto pendiente de aclarar asciende a 349 millones 775 mil 736.68 pesos, de los 350 millones que fueron transferidos por la Federación al gobierno de Yunes Linares para el programa Cámaras de Vigilancia en el Estado de Veracruz.
Para determinar posibles responsabilidades administrativas de servidores públicos, la Contraloría General del Estado inició el año pasado el procedimiento bajo el expediente número OICSSP/DTyA/095/2019, pues al revisar el contrato número SSP-UA-111/17 verificó que el Gobierno del Estado había pagado más de 1,044 millones de pesos con diversas fuentes de financiamiento, entre ellos los fondos transferidos por el gobierno federal, sin que el contrato y los convenios estipularan la cantidad de bienes adquiridos; además se detectó que en las facturas emitidas por el proveedor no se registraron los números de series y de identificación de los bienes.
También se verificó físicamente que en los Centros Estatales de Control, Comando, Comunicaciones y Cómputo (C-4) de Xalapa, Poza Rica y Córdoba-Fortín, y el C-5 del puerto de Veracruz, no hubo entrega formal de los bienes, ya que no se identificaron ni se inventariaron y carecieron de resguardos; además, el funcionamiento de las cámaras instaladas no fue óptimo, ya que la mayoría no funcionaron correctamente o no recibían la señal.
EL C-4 EN MANOS DE LUTERO
Por cierto, en el Centro Estatal de Control, Comando, Comunicaciones y Cómputo (C-4), de Xalapa, acaba de ser designado provisionalmente como encargado Valentín Rosas, de quien se dice que estaría implicado en este megafraude de las videocámaras de vigilancia, pues laboró en el C-4 de Cosoleacaque y Pánuco.
Quienes llevan al menos ocho años en la estructura de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) del estado le reconocen su habilidad para los negocios, razón por la que habría logrado transitar de la administración priista del ex gobernador Javier Duarte de Ochoa a la de Miguel Ángel Yunes Linares, del PAN, y ahora a la de MORENA.
Rosas sustituye momentáneamente a Felipe Daniel Castro Girón, quien a pesar de su antigua y estrecha relación personal con el gobernador Cuitláhuac García fue destituido como director del C-4 debido al escándalo que protagonizó el pasado fin de semana por golpear y fracturarle la nariz a su esposa, quien paradójicamente labora en la Unidad de Atención a la Mujer.
Dicen que precisamente por la amistad y confianza que le prodigaba el mandatario veracruzano, Castro Girón solía acordar directamente con él, brincándose al titular de la SSP, Hugo Gutiérrez Maldonado.
Sin embargo, el Jefe del Poder Ejecutivo no le perdonó a su amigo la violenta agresión a su cónyuge, pues el funcionario fue detenido y presentado ante la Fiscalía Coordinadora Especializada en Investigación de Delitos de Violencia Contra la Familia, Mujeres, Niñas y Niños.
Y ni modo que lo encubriera, pues este condenable hecho se dio casualmente en plena movilización y presión de colectivos feministas que exigen frenar la ola de crímenes y agresiones contra las mujeres en el país. |