¿Hizo bien la presidenta municipal?
Sin duda se pasó de lanza la señora. Entre otras cosas porque no es autoridad sanitaria y además, porque un médico certificó que ni el cuate al que le dio tos ni otras personas sospechosas tienen coronavirus.
Pero así de gruesos están el nerviosismo, los aceleres y las fobias de algunos munícipes.
En otros municipios han cerrado algunos comercios y son pocos los medios de transporte que circulan por sus calles. Pero en general y a pesar de que crece el número de contagios, los veracruzanos como que ven lejos el coronavirus y poco caso hacen a la sugerencia de quedarse en casa.
Entre las medidas que tomó el alcalde del puerto jarocho, Fernando Yunes Márquez, fue enviar a sus hogares a los trabajadores de más de 60 años. Esto no le gustó al secretario de Gobierno Eric Cisneros que mediante una misiva lo reconvino. Pero mediante otra misiva Fernando lo mandó al diablo.
Lo que no hizo Yunes Márquez fue ordenar el cierre de las playas porque son propiedad federal (medida que sí tomaron varios munícipes). Y sucedió lo que tenía que suceder.
Este domingo las playas del puerto estuvieron si no atiborradas, si con cientos de bañistas bullangueros, jacarandosos y temerarios.
El gobierno federal mandó al delegado de la Profeco Bruno Fajardo Sánchez, a que dialogara con los palaperos y los conminara a cerrar sus changarros. Pero lo corrieron junto con los elementos de la SSP y la Fuerza Civil. Y para no perder la costumbre los acusaron de prepotentes y represores.
Impotente ante la agresión, Fajardo Sánchez dijo que si continúan con su necedad les impondrá multas de hasta 3 millones de pesos y el cierre definitivo de sus locales. Y los palaperos le contestaron que seguirán chambeando en sus palapas porque es su única fuente de ingresos.
El gobierno los va a ayudar, dijo Fajardo. Primero que nos ayude y luego vemos, le reviraron.
Ni turistas ni palaperos le hacen caso a nadie, menos a los elementos de Protección Civil a quienes incluso han retado a los golpes.
¿Qué hacer?
“Cuando el diálogo y la razón se agotan, es cuando la fuerza pública se tiene que utilizar. No es una temporada vacacional, es una época de aislamiento social” dijo Yunes Márquez. Y de seguir las cosas como van, más temprano que tarde tendrán que darle la razón.
El alcalde de Gutiérrez Zamora, Wilman Monje Morales, lanzó por redes y por la radio un “atento y estricto llamado a seguir las indicaciones de mantenerse en sus hogares”. Aquel que no justifique por qué anda en la calle será encerrado 12 horas en la cárcel municipal.
Así están casi todos los alcaldes de Veracruz, a como Dios les da a entender. Unos tomando medidas draconianas, otros un poco más flexibles, pero haciendo lo que pueden por sus gobernados ante la apatía, ineptitud, ignorancia y falta de liderazgo de un gobierno estatal, que simple y sencillamente ve cómo todos los días se incrementa el número de infectados por el Covid-19 y sigue cruzado de brazos.
PD
Quienes sí están haciendo su chamba arriesgando sus vidas en la primera línea de combate a pesar de las carencias y el abandono gubernamental, son los médicos y enfermeras de Veracruz. A todas y todos gracias, eternamente muchas gracias.
bernardogup@hotmail.com
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