Descompuestos escenarios nacionales que parecen empeorar, porque antes que el intercambio de ideas para superar los entresijos de las crisis que nos agobian, se prefieren las adjetivaciones descalificadoras. Más que la construcción de puentes entre distintos, la presentación de propuestas o los llamados a un debate serio, reflexivo, que no acredite medallas previas o ponga letras escarlatas sin más créditos que los prejuicios, que las filias o fobias.
Los denuestos son la actual moneda de cambio, corren sin tapujos en todos sentidos, hacia el poder como siempre, pero de manera flagrante e inusitada desde el poder hacia cualquiera que no coincida. Lejos ha quedado el ensueño de civilidad, respeto o tolerancia a la que podemos aspirar en un ideal que cuesta mantener en medio de los eventos que nos golpean con la fuerza de un realismo crudo y duro.
Es difícil mantenerse sobrio entre la borrachera de agravios en que se ha convertido nuestra vida social, pública y política. La nobleza del vencedor como valor democrático se encuentra ausente, las mayorías se ensoberbecen con el control casi absoluto, tratando al resto como enemigos. Contra la opinión diferente, solo la imposición, el desprecio de ser ignorados y señalados.
Sí, sin duda nuestros escenarios son muy difíciles y pese a todo tenemos que seguir caminando. Seguir insistiendo en que las cosas pueden ser distintas, que siempre podrán ser mejores los gobiernos, que la acción humana no debe envilecerse y marcarse por el engaño o la ventaja, que el mundo ahora conocido tiene alternativa.
Del gran confinamiento puede salir algo que trascienda a las crisis que enfrentaremos, superarnos como especie, desechando, cambiando el modelo de comportamiento que fortaleció los pesares que ahora tenemos. Podría ser o no, darse o no, podrá argumentarse que es ingenuo o utópico y sin duda lo es, pero ese anhelo nos permite seguir adelante, porque para eso sirve la utopía, para caminar, como diría Fernando Birri.
LA BITÁCORA DE LA TÍA QUETA
Los trabajadores de la salud, héroes que luchan en medio del abandono y el desprecio.
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