Como buena samaritana y viendo que la información que le pedían en malas manos pudiera ser usada hasta para un delito de robo de identidad, allí me tiene investigando sobre el Programa Tandas para el Bienestar en la página oficial www.tandasparaelbienestar.economia.gob.mx
que al abrir dicho link, lo primero que se muestra es un mensaje de “No te dejes engañar por estafadores, que no te pidan dinero para ser beneficiario del Programa”. Inmediatamente abajo, un cuadro que dice “Información importante Programa Crédito a la Palabra”.
En resumen, el programa tiene la intención de fortalecer las capacidades productivas de las personas microempresarias que viven en condiciones de marginación, siendo los requisitos: solicitud debidamente llenada en el momento de la verificación, identificación oficial vigente, CURP, comprobante de domicilio con antigüedad no mayor a tres meses. El primer apoyo es un financiamiento sin intereses de seis mil pesos para que al reembolsarlo, se acceda a otro financiamiento sin intereses por diez mil pesos, y si se reembolsa, uno nuevo por quince mil, con las mismas condiciones.
El Programa Crédito a la Palabra refiere a que ya se debe tener un registro previo en el Censo del Bienestar y un micro o pequeño negocio con al menos 6 meses de operación; y si no se está registrado, debe enviarse al correo atención.tandas@economia.gob.mx
la documentación siguiente: Nombre completo sin abreviaturas, CURP, Domicilio, Entidad y Localidad, Telefóno Fijo, Teléfono Móvil, giro o actividad y mencionar si su negocio es formal o informal.
Le mando la liga para tranquilizarla un poco, pues ya había mandado su credencial y foto. Lee la información y me dice “No me pidieron CURP, hablé al teléfono con lada de México y no me contestan... mejor borré mi información, no vaya ser, aunque lo peor es que tienen toda mi información…”, me dice algo angustiada.
Otra amiga se inscribió en las tandas y me dice que efectivamente, mandan su información por foto a través de whatsapp a un celular; a ella incluso le pidieron foto de lo que vende. “¿Y cómo sabes que son de la Secretaría del Bienestar?”, le pregunto. “Pues no sé realmente, pero yo creo que sí”.
Entiendo con la contingencia de Covid-19 no se puedan exponer los trabajadores a andar casa por casa, pero ojalá y en la Secretaría del Bienestar les dieran un teléfono u alguna otra indicación para corroborar números y nombres de quien les llama, pues de lo contrario, cualquiera puede hacerse pasar por personal de dicha dependencia y abusar de la confianza de los ciudadanos y exponer y hacer mal uso de su información y datos personales.
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