Ya hemos explicado en varias ocasiones que el gobierno como tal no tiene la capacidad de crear empleos, sino que su función se limita a generar las condiciones para que esto sea posible, es decir, garantizar libertades económicas que permitan el emprendimiento, así como el desarrollo y crecimiento del comercio en el país. Sin embargo, cuando se registra un alza en el empleo se toma como un logro político, como si hubiese sido el gobierno el único responsable de esto, cuando en realidad no es así.

Particularmente en esta administración, la creación de nuevos empleos se ha visto drásticamente limitada, ya que desde que arrancaron labores se han dedicado a la recaudación de más impuestos y más caros que antes, lo que merma la posibilidad de emprender o de hacer crecer un negocio. Lo explicamos en su momento, analizando el Presupuesto de Ingresos y Egresos de la Federación, en donde detallamos los nuevos impuestos que se implementaron a partir del 2019, así como los que incrementaron en el 2020.

A pesar de lo anterior, la semana pasada el presidente de la república presumió que en los primeros siete días de agosto de este año se crearon 10 mil nuevos empleos. Podría sonar como algo positivo, no obstante, se desconoce de dónde sacó estas cifras, pues los reportes oficiales de su gobierno demuestran otros datos. Por ejemplo, según el IMSS, que da cuenta de los empleos formales en México, en el 2019 se registró la peor caída en generación de empleos desde el año de 1997. En contraste con el 2018, la diferencia a la baja es de un 48 por ciento.

Tomando en cuenta que el año pasado no había una pandemia, el único responsable de esta caída es el gobierno en turno, pues insisto, las decisiones tomadas en materia de recaudación han sido determinantes para ello. Enfocándonos ahora en el 2020, también podemos observar una contradicción entre los dichos del mandatario nacional y las cifras oficiales de su administración, pues tan sólo de enero a julio se han perdido 925 mil 490 empleos formales; en total son un millón 117 mil 584 los empleos perdidos en el año, lo que equivale a tres veces los trabajos creados en todo el 2019.

Claro, podemos hablar de que la pandemia sí tuvo que ver en esto, pero ello no exime al gobierno de lo mal que lo hicieron al año anterior ni de las pésimas decisiones de este año, pues ya explicamos también que las medidas que se tomaron en materia fiscal fueron erróneas, pues no existió apoyo para las empresas del país. No se tomó en cuenta la difícil situación que el coronavirus representa para el comercio y desde un escritorio se decidió que, a pesar de las obvias pérdidas en ventas que la pandemia representa, la recaudación debía continuar. Estas malas decisiones hicieron que miles de negocios quebraran, lo que se traduce en pérdida de empleos y un déficit en la economía nacional.

A inicios de esta semana el presidente lamentó que los medios de comunicación le dedicaran tanto tiempo a hablar de la pandemia y de las consecuencias que esta ocasiona en México, como si fuera un asunto menor o como si la situación no ameritara dicha atención. Pero la realidad es que no importa cuál sea el tema que abordemos, pues este gobierno ha entregado malos resultados en todos los ámbitos. Ya sea que hablemos de salud, seguridad, educación o economía, la 4T y los buenos resultados parecen ser como el agua y el aceite, simplemente no se llevan.

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