No es ningún secreto que Petróleos Mexicanos (PEMEX) lleva bastantes años endeudada debido a los malos manejos de sexenios anteriores, provocados por la corrupción y la ambición. No obstante, en el 2017 la famosa reforma energética dio un gran paso para evitar que dicha paraestatal continuara siendo exprimida por el Estado, ya que promueve compartir el mercado con empresas privadas, lo que significa también compartir los riesgos de producción. Esto hace que la corrupción sea más difícil y que los resultados sean más favorables.
Lamentablemente, la actual administración (especialmente el jefe del Estado mexicano) no comprende el funcionamiento del mercado en la actualidad, particularmente el hecho de que hoy en día el mundo está conectadode diversas maneras y, por supuesto, que el mercado depende de la colaboración entre naciones. Es por esto que AMLO insiste en buscar la soberanía y la autosuficiencia energética, para no depender de negocios internacionales, sin entender que eso sería posible (tal vez) 50 o 60 años atrás; en el presente eso es simplemente inviable.
Hoy por hoy, los números de PEMEX son trágicos y, aunque no se ha declarado de manera oficial la quiebra, el panorama pinta para que ello suceda. ¿Por qué? Porque el manejo de esta petrolera no ha sido en nada distinto a los anteriores, pues, si bien es cierto que las intenciones son buenas (en la palabra), las acciones han sido bastante similares. Al ser una empresa tan grande y robusta, se vuelve muy complicado evitar actos de corrupción, por lo tanto, por más que “barran la escalera”, mientras el esquema siga funcionando igual, difícilmente las prácticas van a cambiar.
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Charlando con analistas expertos en la materia, todos concuerdan en que la mejor opción para rescatar tanto a PEMEX como al sector petrolero de México, sería abrir el mercado a empresas privadas, para (insisto) compartir riesgos y ganancias. Por ejemplo, la refinación, el almacenamiento de petrolíferos y de crudo, así como las líneas de transporte, son tareas que podrían ser realizadas o compartidas con privados, de esta manera, PEMEX podría dedicarse a su mayor fuerte que es la exploración de producción en aguas someras (de poca profundidad).
Desafortunadamente, el presidente no entiende lo anterior y, aunque gente cercana a él le recomienda abrir el mercado, López no suele escuchar consejos, pues siente que él puede con todo. Lo ha demostrado en todas las áreas de su gobierno: salud, economía, energía, educación, seguridad, etc. Fuentes internas indican que incluso el mismo Alfonso Romo ha tratado de persuadir al mandatario nacional de avanzar poco a poco hacia el mercado internacional, pero Obrador no quiere...
Los estragos de no cambiar esta tendencia se verán mayormente reflejados en el 2021, pues gracias a la constante inyección de dinero público para intentar solventar la deuda de PEMEX, el mal manejo de la pandemia y los malos resultados que entregará la empresa nacional petrolera, conseguirán (de nuevo) malos resultados ante las calificadoras, generando aún mayor incertidumbre en los inversionistas y fuga de capitales. Además de que la negación de abrir dicho mercado es sinónimo de cerrar las puertas a decenas de miles de empleos que significarían producción y utilidades para el país.
Esto, paradójicamente, está acabando con el sector energético de México, mismo que Andrés Manuel prometió engrandecer y reconstruir. De concretarse este fracaso, podríamos hablar del fracaso de la 4T, pues representaría la lápida con la que AMLO cargaría el resto de su sexenio.
Así pues, seremos testigos (otra vez) de cómo las intenciones no sirven de mucho si no se cumplen, de que gobernar sí tiene ciencia y de cómo ideas obsoletas y metodologías incorrectas por parte del gobierno afectan directamente a la economía del mexicano ‘de a pie’. Están a tiempo de revirar y rescatar no sólo a PEMEX, sino a todo el sector más productivo del país: el energético. Pero a como pintan las cosas, el panorama luce tan negro como el líquido que ha embriagado de ambición a todos los presidentes que han dirigido esta nación, el petróleo...
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