Desde el pasado primero de junio se decretó el inició de la llamada «nueva normalidad» en el país, debido a las modificaciones que se aplicarán a la cotidianidad, principalmente por temas sanitarios. Pero no sólo en este rubro hay cambios, también en el ámbito económico los hay y son bastantes.

Desde principios de este año, varios advertimos de la estructura económica que quiere implementar esta administración, con evidentes prácticas socialistas que pretenden hacer a los ciudadanos dependientes del gobierno de una u otra forma. Ya sea por medio de los programas clientelares disfrazados de apoyos sociales o por el incremento abusivo de impuestos a productos y servicios que ya pagábamos, además de los nuevos impuestos previstos en el Presupuesto de Ingresos y Egresos de la Federación, el cuál detallé en su momento. Entonces, en esta nueva normalidad nos espera menos dinero para los ciudadanos y más para los políticos, a pesar de que las promesas de AMLO eran justamente opuestas a esto. 

No importa cuál sea la situación del país, la recaudación es indispensable para este gobierno, pues de ahí sostienen a su clientela electoral y sus proyectos. La prueba más clara es la pandemia, que no fue impedimento para seguir exprimiendo el bolsillo de los mexicanos, al contrario, incluso se atrevieron a pedirnos que pagáramos por adelantado nuestros impuestos, para que los planes del gobierno no se vieran afectados por la crisis provocada por el coronavirus. Pero el eslogan es «primero el pueblo»...

En síntesis, esta administración cobra más caros los impuestos que los gobiernos anteriores y agregó nuevas atribuciones, afectando principalmente a los usuarios de servicios digitales y a los pequeños y medianos emprendedores. Para variar, este gobierno endeudó al país en un 13.1 por ciento más en tan sólo un año de gestión, esto es, un billón 400 mil 333 millones de pesos, según datos oficiales de la Secretaría de Hacienda. Mayormente, esto se debió a la depreciación de nuestra moneda frente al dólar, agregando el excesivo gasto público y la incertidumbre generada por la pandemia. 

Así pues, la nueva normalidad inicia con con negocios cerrados por la falta de estímulos fiscales, con menos oportunidades de emprendimiento debido a los nuevos y más caros impuestos, con más deuda pública que deberemos pagar los contribuyentes y con menos dinero en nuestros bolsillos. Vaya manera de arrancar... 

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