Si algo se ha empeñado en dejar claro durante los últimos 20 años el hoy presidente de la república, es que él no es corrupto como los demás políticos del país, refiriéndose particularmente a aquellos que militan en los partidos rivales de MORENA. Y la verdad es que hasta hace unos días, no había quien pudiera demostrarle lo contrario, era su única carta limpia, la supuesta honestidad. Porque aunque en estos dos años de gestión ya hemos denunciado varios actos de corrupción dentro de su gobierno, como los casos de Bartlett, Salinas o del matrimonio Ackerman-Sandoval (entre varios otros), aún no era del conocimiento público algún evento que lo ligara directamente a él en alguna práctica corrupta. Pero como a todo político le sucede, en algún momento su mentira iba a caer, lo que Obrador nunca esperó es que el teatro de la honestidad se le cayera de una manera irrefutable ni tan cerca del próximo proceso electoral.

 Recapitulando un poco, la semana pasada se “filtró” un video en el que se ve a dos exfuncionarios del Senado de la administración pasada recibiendo varios millones de pesos en bolsas y maletas, pero en ningún momento se especifica ni se aclara quién entregó el efectivo ni para qué fines, aunque es válido especular que se trataba de sobornos. Al siguiente día, el mismo Obrador presentó ese video en su conferencia matutina. Expuso a los implicados y se cansó de decir que eso en su partido no existe, mucho menos en su gobierno, y que esa era una de las más contundentes pruebas de un cambio real en la gestión pública del país.

 Unos días más tarde, el periodista Carlos Loret de Mola reveló un par de videos con fecha del 2015 en los que claramente se ve y se escucha al recientemente nombrado como encargado de distribución de medicamentos y vacunas de la Secretaría de Salud, David León, entregar un millón 400 mil pesos en efectivo al hermano del presidente, Pío López Obrador, para apoyar la entonces campaña presidencial de AMLO rumbo al 2018. A partir de esos videos, la fachada del hombre honesto e incorruptible del presidente ha venido cayéndose a pedazos, haciendo que el propio mandatario nacional cometa tropiezo tras tropiezo en sus declaraciones al respecto.

 Su principal defensa ante esto fue decir que «no somos iguales», pues comparó que las cantidades no era las mismas, además de decir que lo que hicieron los exfuncionarios del Senado era corrupción, mientras que en el caso de su hermano, se trataba de «aportaciones voluntarias del pueblo». Aún si esto último fuera cierto (cosa que no creo por ningún motivo), el propio Andrés Manuel reconoció la veracidad de estos actos, sin darse cuenta de que al hacerlo, admitió que se cometió un delito electoral al recibir dinero del cuál se desconoce su procedencia. Es dinero que no se fiscalizó, por lo tanto, fue ilegal, ergo, corrupto.

 Es más que evidente que no existe político alguno que no tenga “cola que le pisen”, pues toda carrera política se basa en el intercambio de favores y de apoyos, sean legales o no. En el particular caso del ejecutivo federal, lo que llama la atención no es tanto el hecho de que sea corrupto, pues a excepción de sus fieles seguidores, muchos ya lo sabíamos. Lo que considero relevante es que el teatro del hombre incorruptible ya no tiene ningún sustento, sólo aquellos que se benefician del gobierno lo defienden, además de unos cuantos ilusos que siguen creyendo que la palabra tiene mayor validez que los hechos, pero afortunadamente, cada vez son menos los que piensan así.

 De este modo, en muy poco tiempo López Obrador ha perdido el poder mediático que tanto trabajo le costó obtener. Su credibilidad es cada vez menor, y su popularidad y aprobación se desmoronan rápidamente. Por ello es que a pocos días de su segundo Informe de labores, él y su equipo se han dedicado a subir videos y spots en donde la primicia es intentar limpiar la figura presidencial, pero no se la creen ni ellos mismos, la opinión pública sigue interesada en los videos de Pío López Obrador y en cómo cada vez que se toca el tema, Andrés Manuel se hunde más.

 Mucho se ha jactado el presidente en decir que ellos no son iguales a los anteriores y creo que tiene razón. Lo que me queda claro, con base en sus acciones y resultados, es que tampoco son mejores.

 Y tú, ¿Kime cuentas?

 Sígueme en Twitter: @kimecuentas_

Facebook: @SebastianKimMx

Mándame un correo: kimecuentas@gmail.com