Habrá en disputa 32 elecciones locales, con 1,063 representaciones a elegir en 30 congresos y 15 gubernaturas. Se renovará la Cámara de Diputados de la nación con 500 diputados, además de 1,926 ayuntamientos en 30 estados.
Este proceso electoral, considerado el más grande y complejo de la historia del país, encontrará un país sacudido por la pandemia y por una profunda crisis económica y política. Debatido entre la esperanza y la desilusión, en el que más allá de numeralias y estadísticas, repuntarán ánimos encontrados y sensibilidades dignas de tomar en cuenta, que tendrán la necesidad de contar con un proceso limpio y apegado a la ley.
Para que logremos transitar con madurez y paz la etapa electoral por venir, se endereza el reto de que una amplia participación ciudadana otorgue valor y fuerza a los mecanismos hasta ahora construidos para dirimir nuestras diferencias políticas y de acceso a las representaciones políticas; el mismo reto implica que la ciudadanía vigile y se involucre como parte del proceso, otorgando certidumbre a las acciones y resultados que se obtengan.
En una actividad histórica para nuestro país, para dar credibilidad y apoyo al proceso, deberán participar en casillas y órganos electorales del proceso, un millón cuatrocientos ochenta mil mujeres y hombres como funcionarios, convirtiéndose en ojos, oídos y manos en 164 mil 550 casillas, casi 8 mil más que en 2018. Los gobiernos deberán jugar su papel, garantizando la seguridad ciudadana y actuando con pulcritud en cuanto a la no intervención de recursos y acciones en un proceso que deberá resolverse bien y a salvo, frente a los tiempos de intransigencia que hoy vivimos.
Hoy el horno no está para bollos y seguramente arribaremos a junio del 2021 en condiciones aún más difíciles, donde solo la responsabilidad ciudadana y el correcto comportamiento de los actores políticos permitirán una confronta política que no llegue a momentos de rupturas del orden, de violencia.
Será importante que desde ahora, quienes aspiren a presentarse para encargos, definan sin cortapisas, con estatura democrática, su apego a la legalidad, su respaldo a los procesos democráticos y su confianza en la participación ciudadana libre e informada. Igualmente, que los partidos políticos se comprometan a garantizar el apego a las normas electorales y a cerrar el paso a la intromisión de poderes fácticos que promuevan la violencia o las amenazas.
Hemos iniciado formalmente la ruta electoral hacia el 6 de junio del 2021, más de 21 mil cargos por elegir, en una nación donde su sistema institucional y democrático será puesto a prueba, donde la voluntad libre de millones en favor de mantener la estabilidad y la paz se mostrará en la participación y votación que se alcance, donde los gobiernos todos pondrán a prueba su compromiso con las normas y la ley.
DE LA BITÁCORA DE LA TÍA QUETA
Xalapa, la Atenas abandonada.
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