Porque Belín era un hombre inteligente y por eso bueno y por eso divertido y por eso un gran profesional.
Su humor: siempre tenía la frase oportuna y esclarecedora que nos hacía reír; no era cáustico y ponía a trabajar tu cerebro, porque si no le entendías, terminabas cayendo en sus trampas de la fe.
Era y fue siempre un gran padre. Sus dos varones lo querían como se merecía, y él quería a sus hijos de la misma manera: siempre sin condiciones, nunca con medida. Muchos nos condolemos con ellos por su ausencia, y pedimos por que encuentren la resignación en este trance difícil.
Hay una veta que descuella en su carrera profesional tan exitosa: la de su paso por la Universidad Veracruzana. Fue el mejor reportero de la Coordinación de Comunicación Social con Orlando García Ortiz -otro enorme periodista veracruzano- como titular; tan bueno, que llegó a dirigir la comunicación universitaria a la salida de éste, y como era de esperarse tuvo logros inolvidables. Se recuerda el posicionamiento que logró del periódico Universo, su idea y su realización, como un verdadero medio de comunicación universitaria que a la fecha sigue existiendo.
En el ámbito nacional de las universidades públicas, Álvaro Belín fue el presidente de la asociación nacional de directores de comunicación universitaria y puso en alto el nombre de nuestra querida casa de estudios.
Seguramente la rectora Sarita Ladrón de Guevara ya prepara, junto con el doctor Raciel Martínez, otro gran amigo de Belín y su sucesor en la UV, el homenaje que se merece nuestro amigo ido.
Con la dolorosa partida de Álvaro se sigue yendo una época que revolucionó el ejercicio del periodismo en Veracruz, que lo trajo a la altura de los tiempos modernos y que lo adecentó, fundado en las mejores intenciones de informar y no engañar, de comunicar y no inventar.
Vean ustedes, todavía hay reporteros que tomaron el ejemplo de Álvaro Belín y no se dejaron comprar por el poder, por la corrupción. Por eso su nombre seguirá resonando.
Las musas lo inspiraron, no será olvidado…
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