Ayer el senador Miguel Angel Mancera y sus compañeros, sometieron a consideración de la asamblea un punto de acuerdo mediante el cual exhortan a la Secretaria de Gobernación del Gobierno Federal, Olga Sánchez Cordero y al gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García, para que “de inmediato” atiendan el acoso y las amenazas del funcionario en contra de los ediles.
Los munícipes dejaron claro ante el Senado de la República que Cisneros los ha amenazado de manera sistemática de que les aplicará “el ahorcamiento financiero incluso policial para que apoyen a los candidatos de Morena en el 2021” lo que calificaron como violatorio al estado de derecho.
Así, ante el reclamo desde la más alta tribuna legislativa del país, se hace necesaria la remoción del funcionario para dar paso a una indagación que determine el alcance a la violación del estado de derecho que ha venido realizando el tremebundo Eric Cisneros.
Son muchas sus rapacerías como para que se mantenga impune.
Todavía hace unos días no salíamos de asombro ante las amenazas de muerte contra la familia de la depuesta magistrada presidenta del Tribunal Superior de Justicia, Sofía Martínez de parte del segundo de Cuitláhuac.
Aun no digeríamos las amenazas semanas atrás en contra de la directora del periódico decano de la prensa nacional, El Dictamen, Bertha Ahued Malpica, de parte de este arrebatado, cuando de nuevo observamos la burra al trigo.
De dos años a la fecha se ha venido regodeando, insultando a la prensa.
¿Y cómo olvidar sus “bisnes” aliado con Rocío Nahle en la pretensión de hacer negocios con la basura en el sur del estado?
Eso de sentarse en la silla del gobernador y pedir le tomaran fotografías en claro mensaje de que esa y no la de la Secretaría de Gobierno es su silla.
Y sus repetidas injerencias y exigencia de moches a los presidentes municipales para la oportuna entrega de participaciones municipales y su club de mujeres a quienes a cambio de favores entrega posiciones de poder; o los moches que pide a todo personal que ingresa a la dependencia que encabeza, así como los negocios de bienes raíces adquiridos en los últimos 24 meses en Baja California.
Ese es el retrato del voluminoso funcionario que llegó a Veracruz como los conquistadores, exigiendo el oro a cambio de entregarnos su presencia hecha gobierno.
Si Veracruz necesitaba una lección por haber votado mal en el pasado ya la pagamos con este personaje de historias de terror, pero si la idea del Peje era ayudar a su “Juanito”, vaya empinada la que le puso…
¡Que alguien pare a ese gordo!
Tiempo al tiempo.
*El autor es Premio Nacional de Periodismo
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